Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte X.
Mmm... Estos días estoy dándole vueltas al tema de la virtualidad. Y es que la cosa tiene miga.
Yo no sé nada de todo este mundo virtual, la verdad. Soy una persona sencillita a la que le gustan los días de sol y el sabor de los fresones maduros. Todo muy normal, nada del otro mundo. Tengo este blog, eso es verdad, pero confieso que me costó Dios y ayuda hacerlo porque todo parece muy fácil hasta que algo va mal y entonces no entiendes nada y te bloqueas y vas a “ayuda” y te sale una ventanita que te indica lo que tienes que hacer pero te pide no sé que código, que no sabes, que no tienes, y te pregunta cual es tú URL y tú, ni idea, no sabías ni que tuvieras uno y pruebas y no sale y no funciona y te desesperas y te lo dicen todo en inglés y lo entiendes a medias y no hay nadie al otro lado y te desesperas más. Y acabas que, o te pones a llorar, o tiras el ordenador por la ventana, en serio.
Pero bueno esa es otra historia y no es eso lo que os quería contar. Es que el otro día mis alumnos me preguntaron ¿Se puede ver algo tuyo en Internet? Mmmsi, creo, les contesté. Y de repente me entró un no sé que de que, bueno, es que si no estas en google eres un poco como un pringado, no?
Ayer vi en el periódico que hay empresas especializadas en mejorar la posición de una web o una entrada en un buscador o cambiar lo que dicen o hacerlas desaparecer. Porque todo el mundo está obsesionado en aparecer el primero en los buscadores y dar una buena imagen, claro, nadie quiere salir el primero por haber atropellado a alguien y haberse dado a la fuga, por poner un ejemplo. En fin, que lo que quiero decir, es que ahora lo importante es lo que dice de ti el buscador, y si no dice nada, pues no existes, es igual que si no hubieras hecho nada o te hubieras pasado la vida cuidando cabras en el desierto. Tal cual.
Y, bueno, una cosa te lleva a la otra y claro, al final acabas dándole vueltas a todo el tema este de la virtualidad, que tiene tela si te lo piensas un poco, no? Se ve que hay un portal que se llama “Second life”. Imagínate! Caray, una “Second life”, quién la pillara! Cojonudo! Tener una segunda vida, una segunda oportunidad, un segundo intento y tener la posibilidad de reinventarse, eso ya es la bomba. La second life esta, es como un auténtico mundo en paralelo, tiene empresas, negocios, restaurantes, bares, casas de citas, apartamento, la Sony regala un apartamento virtual en la Second life si te compras la Play Station 3, y tiene moneda propia e incluso bolsa... Alucinante! Que te puedes pasar el día entero allí metido, vamos.¿Y por qué no vivir en un mundo paralelo y ser lo que siempre soñaste ser? Pero esto no solo lo puedes hacer en este portal, Internet te permite reinventarte siempre, hagas lo que hagas allí dentro, con los mesengers, los blogs y las webs, tú puedes ser lo que quieras. Puedes ser guapo, alto, rubio, un Don Juan, un aventurero, un cursi o un punky, un artista, un salvaje, un perverso, un pervertido, un romántico, un monstruo de las finanzas, aunque esto último, desengáñate, si en el mundo real no eres un tiburón, en la red tampoco, ahí la cosa no tiene remedio. Y puedes ser todo esto a la vez o por separado y lo puedes ser sin necesidad de reconocimiento, sin necesidad de nadie más, puedes ser lo que quieras, sin más, no necesitas ser aceptado, ni valorado, ni relacionarte con nadie si no quieres y si quieres sí, puedes conocer gente e incluso puedes enamorarte y puedes estar y no estar y también puedes desaparecer, te puedes desenchufar.
Te permite ser, sin responsabilizarte de ello. Es decir, que de alguna manera puedes ser un eterno adolescente, un eterno inmaduro viviendo en un submundo, en un mundo paralelo, que te permite estar constantemente recreándote, probándote, construyéndote, reemplazándote a ti mismo por otro más listo, más guapo o más sexy. Si el mundo real te ha convertido en un jorobado, mental o físico, pues te reinventas en una tía estupenda con unas tetas increíbles, por poner un ejemplo, aunque en la Second life hay que pagar por tener sexo, por tener pecho o vagina o pene hay que pagar. Dinero real, esta vez sí. Pero la ventaja es que si no te gusta lo cambias. Y además nunca envejeces, ni te salen arrugas, ni engordas. Te permite vivir en perpetuo estado de estupidez crónica, pero no estar solo, por ejemplo, o no sentirte solo, que parece lo mismo pero no es lo mismo en absoluto. Pienso en la cantidad de tristeza que debe fluir por los cables del Adsl, gente que se busca, ríos de sentimientos fluyendo de ordenador a ordenador buscando a alguien con quien hablar, alguien a quien amar, alguien que les oiga, que les escuche, que les mire, intentando existir, en algún lugar. Aunque sea virtual. Y lo bueno que tiene es que no duele, o no duele tanto y no sangra, y si no te gusta, pues lo borras y vuelves a empezar y puedes vivir eternamente en otro lado, sin verte, sin mirarte, sin sentirte, olvidarte de ti mismo y dejar de buscarte. Y si todo falla, pues no pasa nada, porque al fin y al cabo no es real y siempre puedes decir que era broma, que solo estabas jugando.
Mmm... Estos días estoy dándole vueltas al tema de la virtualidad. Y es que la cosa tiene miga.
Yo no sé nada de todo este mundo virtual, la verdad. Soy una persona sencillita a la que le gustan los días de sol y el sabor de los fresones maduros. Todo muy normal, nada del otro mundo. Tengo este blog, eso es verdad, pero confieso que me costó Dios y ayuda hacerlo porque todo parece muy fácil hasta que algo va mal y entonces no entiendes nada y te bloqueas y vas a “ayuda” y te sale una ventanita que te indica lo que tienes que hacer pero te pide no sé que código, que no sabes, que no tienes, y te pregunta cual es tú URL y tú, ni idea, no sabías ni que tuvieras uno y pruebas y no sale y no funciona y te desesperas y te lo dicen todo en inglés y lo entiendes a medias y no hay nadie al otro lado y te desesperas más. Y acabas que, o te pones a llorar, o tiras el ordenador por la ventana, en serio.
Pero bueno esa es otra historia y no es eso lo que os quería contar. Es que el otro día mis alumnos me preguntaron ¿Se puede ver algo tuyo en Internet? Mmmsi, creo, les contesté. Y de repente me entró un no sé que de que, bueno, es que si no estas en google eres un poco como un pringado, no?
Ayer vi en el periódico que hay empresas especializadas en mejorar la posición de una web o una entrada en un buscador o cambiar lo que dicen o hacerlas desaparecer. Porque todo el mundo está obsesionado en aparecer el primero en los buscadores y dar una buena imagen, claro, nadie quiere salir el primero por haber atropellado a alguien y haberse dado a la fuga, por poner un ejemplo. En fin, que lo que quiero decir, es que ahora lo importante es lo que dice de ti el buscador, y si no dice nada, pues no existes, es igual que si no hubieras hecho nada o te hubieras pasado la vida cuidando cabras en el desierto. Tal cual.
Y, bueno, una cosa te lleva a la otra y claro, al final acabas dándole vueltas a todo el tema este de la virtualidad, que tiene tela si te lo piensas un poco, no? Se ve que hay un portal que se llama “Second life”. Imagínate! Caray, una “Second life”, quién la pillara! Cojonudo! Tener una segunda vida, una segunda oportunidad, un segundo intento y tener la posibilidad de reinventarse, eso ya es la bomba. La second life esta, es como un auténtico mundo en paralelo, tiene empresas, negocios, restaurantes, bares, casas de citas, apartamento, la Sony regala un apartamento virtual en la Second life si te compras la Play Station 3, y tiene moneda propia e incluso bolsa... Alucinante! Que te puedes pasar el día entero allí metido, vamos.¿Y por qué no vivir en un mundo paralelo y ser lo que siempre soñaste ser? Pero esto no solo lo puedes hacer en este portal, Internet te permite reinventarte siempre, hagas lo que hagas allí dentro, con los mesengers, los blogs y las webs, tú puedes ser lo que quieras. Puedes ser guapo, alto, rubio, un Don Juan, un aventurero, un cursi o un punky, un artista, un salvaje, un perverso, un pervertido, un romántico, un monstruo de las finanzas, aunque esto último, desengáñate, si en el mundo real no eres un tiburón, en la red tampoco, ahí la cosa no tiene remedio. Y puedes ser todo esto a la vez o por separado y lo puedes ser sin necesidad de reconocimiento, sin necesidad de nadie más, puedes ser lo que quieras, sin más, no necesitas ser aceptado, ni valorado, ni relacionarte con nadie si no quieres y si quieres sí, puedes conocer gente e incluso puedes enamorarte y puedes estar y no estar y también puedes desaparecer, te puedes desenchufar.
Te permite ser, sin responsabilizarte de ello. Es decir, que de alguna manera puedes ser un eterno adolescente, un eterno inmaduro viviendo en un submundo, en un mundo paralelo, que te permite estar constantemente recreándote, probándote, construyéndote, reemplazándote a ti mismo por otro más listo, más guapo o más sexy. Si el mundo real te ha convertido en un jorobado, mental o físico, pues te reinventas en una tía estupenda con unas tetas increíbles, por poner un ejemplo, aunque en la Second life hay que pagar por tener sexo, por tener pecho o vagina o pene hay que pagar. Dinero real, esta vez sí. Pero la ventaja es que si no te gusta lo cambias. Y además nunca envejeces, ni te salen arrugas, ni engordas. Te permite vivir en perpetuo estado de estupidez crónica, pero no estar solo, por ejemplo, o no sentirte solo, que parece lo mismo pero no es lo mismo en absoluto. Pienso en la cantidad de tristeza que debe fluir por los cables del Adsl, gente que se busca, ríos de sentimientos fluyendo de ordenador a ordenador buscando a alguien con quien hablar, alguien a quien amar, alguien que les oiga, que les escuche, que les mire, intentando existir, en algún lugar. Aunque sea virtual. Y lo bueno que tiene es que no duele, o no duele tanto y no sangra, y si no te gusta, pues lo borras y vuelves a empezar y puedes vivir eternamente en otro lado, sin verte, sin mirarte, sin sentirte, olvidarte de ti mismo y dejar de buscarte. Y si todo falla, pues no pasa nada, porque al fin y al cabo no es real y siempre puedes decir que era broma, que solo estabas jugando.