lunes, 21 de mayo de 2007

Look at me! Parte XVI.


Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XVI.

El 22 de mayo es Santa Rita, una fiesta preciosa a la que mi familia, la rama femenina- por supuesto!- es absolutamente devota. Mi padre, ateo recalcitrante y defensor a ultranza de la lógica, el pensamiento científico y la razón, se pone enfermo cada año por las mismas fechas, cuando mi abuela, que ya no va la pobre, porque está muy mayor, mi madre y yo íbamos, tan contentas, a bendecir y ofrecer las rosas primaverales a la Santa, patrona de los imposibles, de los milagros y de las causas perdidas. Ahora vamos mi madre y yo, juntas o por separado, pero no hay año en que no vayamos. Siempre tenemos uno o dos imposibles que pedirle a la pobre Rita, que debe andar desesperada por esas fechas, y todo el año, en realidad, intentando atender las peticiones de todo el mundo. Y claro, algunas se le pasan. Si es que no da para más!
La fiesta tiene algo de entrañable, de humilde, con todos los tenderetes de rosas montados en la calle hospital, delante de la Iglesia de Sant Agustín, que es donde se hacen las bendiciones, y todas las señoras mayores haciendo cola para ofrecerle sus flores, sus velas y sus estampitas a la virgen. Es humilde porque en general, los devotos son gente mayor, mujeres, normalmente, que llevan sus flores, rosas silvestres o de jardín, rosas abiertas, que nada tienen que ver con las rosas perfectas de la Diada de Sant Jordi. Son rosas con pinchos, con los tallos retorcidos, rosas pequeñas, salvajes o grandes, como las rosas abiertas de los maceteros de balcón, y las llevan envueltas en servilletas de papel para no pincharse, o en papel de aluminio casero. Y huelen, huelen a rosa!
Es una fiesta luminosa, llena de color, porque la iglesia se llena de feligreses apretujados que alzan sus brazos con los ramos de rosas de todos los colores para que el párroco se las bendiga, para que les llegue una gotita siquiera del agua bendita que esparce el capellán y les traiga suerte y les conceda el milagro o no les quite la esperanza. Quién sabe qué milagros le van a pedir a la Santa, pero da la impresión de que van a agradecerle el milagro de llegar a final de mes o de tener un techo donde caerse muertas. Pedirle un milagro para el hijo, que no parece que vaya a salir adelante y que se les gasta la pensión o para la hija, que se fue a vivir a otra ciudad y tiene tres hijos y un marido que es un cafre y casi no los ve nunca, más que en Navidad que vienen a buscarla para estar dos o tres días con ellos. Días que se le hacen eternos porque a ella le gusta más estar en su casa, que es pequeña y vieja, pero es ahí donde guarda sus recuerdos.
También puedes imaginar las historias de amor, de desamor, de pasiones y deseos que deben llegar a los oídos de la Santa... historias de corazones partidos y de amores eternos, de promesas y de palabras que un día se llevó el viento. Y en fin, que parece que incluso los milagros son modestos.
Y bueno, que eso, que yo no me la pierdo porque todo huele a rosa y a vida y a sueños y a esperanzas. Y a mi esto de la esperanza me pone mucho.
Yo, por desgracia, no soy creyente. No creo en el Dios cristiano, ni en ningún otro, esto lo debo haber heredado de mi padre, que en algo tenía que parecerme a el! Pero en cambio en lo que sí creo es en la esperanza, en el poder del amor, por cursi que quede esto, para cambiar las cosas, en la fuerza del deseo y de la voluntad y creo sobretodo que cuando uno o unos cuantos desean algo con mucha intensidad, a veces, algunas veces, ocurren milagros. Y siempre salgo de ahí pensando que si los milagros existen, vale la pena intentarlo.
Yo soy de las que andan todo el día pidiendo deseos. En los cumpleaños, cuando hay que soplar las velas yo siempre necesito unos segundos para aclararme con el deseo que voy a pedir y ahí tengo a toda la familia mirándome, esperando a que abra los ojos y les diga, vale, ya lo tengo, podéis soplar. O cuando se me cae una pestaña y me la pongo en el dorso de la mano y digo, si soplo y sale volando es que se va a cumplir, o cuando digo, si al girar alguien va vestido de verde, voy a conseguir tal o cual cosa o cuando pienso, si se gira y me mira, es que me quiere... en fin, yo soy de las que andan todo el día buscando respuestas en los signos y mensajes del destino, supongo que porque en el fondo sé que hay muchas cosas que no tienen respuesta y muchas otras no dependen más que de la suerte o del azar, que se parece, pero no es lo mismo. Por eso, en el fondo, me encanta ir a la fiesta de Santa Rita, porque así, al menos durante una rato, estoy rodeada de gente que, igual que yo, espera una respuesta, un milagro, una señal, algo, cualquier cosa que le haga mantener la ilusión, la esperanza de que todo saldrá bien, de que llegarán a final de mes, de que al final todo se arreglará, de que no estarán solas, de que por fin, él se va a girar y las va a mirar, de que por fin, las amarán.
Porque la esperanza, amigos, ya sabéis, es lo último que se pierde.

sábado, 5 de mayo de 2007

Look at me! Parte XV.














Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XV.

Yo no sé si soy muy distinta a la mayoría de la gente, creo que no. Estoy segura, vamos! Pero no sé por qué siento que a mí me cuesta más todo, me da más miedo, caray! Hay gente que anda todo el día de un lado para otro, sin una casa fija, sin un hogar, arriesgando, atreviéndose. Pues no sé, aventureros, conquistadores, arqueólogos, soldados, no de ahora, si no de todos los tiempos, paleontólogos, antropólogos, comerciantes, corresponsales, biólogos, reporteros, espías, ladrones de guante blanco, vendedores de especias, timadores, viajeros a secas o pastores, yo que sé! Y claro, a todos les envuelve esa aureola de magia, no? Como de cine un poco. Indiana Jones, James Bond, Mata Hari, Marco Polo, Avicena, Marco Antonio, la espía que me amó, en fin… todo ese rollo. Vale, lo de pastor tiene poco glamour, pero tiene su miga, no te creas, que yo conozco a uno que se pasa semanas enteras cruzando valles y montañas él solito, durmiendo bajo las estrellas, para llevar a sus ovejas a nuevos sitios de pasto. Es romántico, no me digas que no?
Bueno, ya sé que eso no es lo habitual y que la gente, en general, hace lo que puede y tiene un trabajito que le da para ir tirando, sin más, pero lo que quiero decir es que ¿Por qué hay gente que siente que el mundo entero es su patria y su casa y a mí en cambio siempre me gustaría ir cogidita de la mano de mi mamá, que tendría más miedo que yo, la pobre, pero al menos seríamos dos! Aunque no te creas, déjala correr a mi mamá! En fin, a lo que iba, que ¿Porqué da tanto miedo lo desconocido? Si, si, ya sé, ya sé, me repito más que el ajo, siempre hablando del puñetero miedo, pero es que no me lo saco de la cabeza. ¿Porque hay gente que parece que no tiene nunca miedo y otros, en cambio, siempre tenemos tanto? O es que los valientes también tienen mucho miedo lo único que pasa es que lo controlan, lo superan? Hay gente más valiente que otra? O hay gente que necesita emociones más fuertes para vivir? O sea que lo de la valentía sería por pura supervivencia, por no morirse, por no apagarse, o por ponerse a prueba? Hay un personaje, en la novela Tristán, de Thomas Mann, el señor Spinell, que cuando le preguntan porque siempre está tan activo y atareado, contesta:
…yo creo que cuando se es madrugador, no hay necesidad de levantarse tan temprano. La conciencia, ¡Señora…! Es muy serio esto de la conciencia…. Levantarse temprano, despiadadamente temprano, tomar un baño frío y dar un paseo por fuera, en la nieve… Esto hace que por lo menos durante una hora nos sintamos satisfechos de nosotros mismos…. Si me dejara de mi manera de ser permanecería en la cama hasta la tarde, pueden creerlo. Si madrugo, en realidad no es más que por hipocresía.
Tal cual.
Yo tengo un amigo que cuando era pequeño era un auténtico miedica, un gallina de campeonato que no se atrevía a salir fuera de noche, en el pueblo, para ir a tirar la basura. Bueno, pues este amigo, un día se hartó, cogió el saco de dormir y se fue a pasar la noche solo en el bosque, en lo alto de una montaña, él solito con los ruidos y los lobos. Increíble, no? Fue increíblemente valiente, un héroe vaya! Pero lo extraño de todo esto es que fué increíblemente valiente porque era increíblemente miedoso, eso es lo alucinante! Y ahora claro, está todo el día viajando solo por todo el mundo. Quizás la valentía es una forma de curiosidad. Cuando la curiosidad te puede, te tiras de la moto, te lanzas al vacío, te arriesgas. No la curiosidad de saber lo que hace la vecina, sino la curiosidad de conocer, conocer- se, de ponerse a prueba, de experimentar. La curiosidad de saber donde está el límite. Ser valiente es perderle un poco el miedo a la muerte, no? Que también podría ser lo mismo que perderle el miedo a la vida, si te lo miras bien.
Yo pensaba que la valentía podía tener algo que ver con lo satisfecho o insatisfecho que pudiera estar uno con su vida. Pero tampoco, sino pregúntale a la cajera del súper del lado de mi casa, que yo creo que un día de estos, o se muere allí sentada de pura pena, desilusión y decepción vital o coge una recortada y se pela a veintitrés. Pero más bien diría que va a ser lo primero, por desgracia suya, que no mía! En fin! Que a veces creo que me va a explotar la cabeza si no logro canalizar mi energía y avanzar, pero el miedo me paraliza y me va subiendo la temperatura y se me funden los fusibles, me cortocircuito, me quedo como lela, y al final estoy hecha polvo. Como si hubiera invadido Polonia, pero no me he movido del sofá o de debajo de la cama. Total, que al final, es lo que tiene, que sale más a cuenta atreverse. Cansa igual, pero enriquece, sienta bien y abre la mente. Igual no es que haya gente más valiente, igual simplemente, es que hay gente que se levanta despiadadamente temprano para, por lo menos durante una hora, sentirse satisfechos consigo mismos. Por pura hipocresía.

viernes, 4 de mayo de 2007

Look at me! Parte XIV.

Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XIV.

Leyendo una entrevista con Michel Maffesoli me encontré con estas frases. Dejar aflorar la locura colectiva, permitir la catarsis es bueno. Sino se permite la purga, el pus entrará en el cuerpo social. La persona es un todo, la luz y la sombra. Hoy no damos espacio a la sombra, a las emociones, a los humores. Se pretende canalizarlos, suprimirlos. En la sociedad de tradición judeocristiana no se ha dado plaza al mal.
Yo, ya sabéis, no soy una erudita, ni una intelectual, ni nada de eso, Dios me libre! Pero la idea de que el mundo, tal y como lo conocemos, no es la única forma de mundo posible, me pareció absolutamente reveladora. Damos por hecho tantas cosas, que no está mal revisar de vez en cuando los valores, las formulas con las que nos relacionamos. Hemos, en pro de la comunidad, prohibido, censurado, reprimido y juzgado tantas formas de entender y valorar la vida y el mundo que a veces uno se pregunta si realmente lo único que hemos hecho no será empobrecerlo y volverlo gris para sentirnos más seguros, más cómodos, menos amenazados. ¿Qué puede salir del abandono de la razón y la lógica? Pues el caos, es verdad, pero también la creación y la libertad.¿Cuál es el límite? No lo sé, la verdad, no tengo ni idea. No tengo ni idea de donde se llega con eso, ni de si es viable, en realidad. ¿Pero no se ha hecho más mal en nombre del bien, que del mal propiamente? Quizá necesitamos una estructura, un orden que nos mantenga más o menos serenos. Evitar que la absoluta locura se adueñe del mundo, solo así, quizá, podemos evitar la depravación total. Pero no sé, pensando en todo lo que pasa en el mundo, me pregunto cual sería exactamente la diferencia si dejáramos un espacio a la locura y al desorden. En nombre de la libertad, la paz, la justicia y la decencia, ¿No se han perpetrado las más terribles atrocidades? El ideal de la comunidad, si te lo piensas bien, ha permitido muchas licencias, no? Ante la duda, el orden. Tabula rasa, ciao pescao, a otra cosa mariposa. Hoy circulamos por el mundo rodeados de prohibiciones. Fíjate que casi todo está prohibido! Y si vives en Barcelona! Ni te cuento, pero esa es otra historia que ya te contaré otro día. Esta prohibido desear al vecino o a la vecina, al amigo, al hermano, al padre, al hijo, está prohibido odiar, vas al infierno, está prohibido; drogarse, fumar, pisar la hierba y llevar velo en la escuela. En los aeropuertos está todo prohibido. El miedo a las enfermedades, a las armas bacteriológicas, al terrorismo, lo ha prohibido todo, por nuestro bien, claro! Esta prohibido vivir, trabajar y viajar a otro país, sin permiso, está prohibido cruzar el mar, sin permiso. Está prohibido vivir en el bosque, acampar, hacer fuego, cazar. Está prohibido ir desnudo! Excepto en Barcelona, mira tú que bien! Ja! Debe ser lo único, porque está prohibido hacer música en cualquier parte, hacer fiestas sin permiso, pintar las fachadas de colores, tender la ropa en los balcones, hacer fotos sin permiso, ocupar las aceras, ir en bici a menos de un metro de los viandantes. Está prohibido hacer el amor en los parques públicos, ir indocumentado, ocupar casas vacías y dormir en la playa. Y... agárrate! Está prohibido morirse cuando a uno le dé la gana! Es que la cosa tiene miga! Las prohibiciones, a fuerza de estar presentes, se han hecho imperceptibles y obran subrepticiamente, como dice José Antonio Millán, e inducen un mensaje de fondo: “¡Atento!: algo puede estar prohibido”. La “mayoría” ya es un concepto que, de por sí, da medio miedo. A la mayoría le cuesta tener en cuenta a la minoría, y, claro, se ha ido cerrando el círculo y cerrando y cerrando y al final, un día, resulta que nos hemos quedado sin espacio para el individuo, para la locura, para la creación, para la espontaneidad, para la emoción infantil, para la diferencia. Aunque parece que el hombre moderno ha establecido una forma nueva, lógica, razonada y democrática de organizar su mundo y sus relaciones, no es posible que esta forma de estructura haya quedado atrasada? Como caduca? Yo no sé nada de política, ni de filosofía, ni de casi nada, en fin... pero uno tiene la sensación de que vive en un mundo cerrado y pequeño donde la razón y el bien común han pasado por delante e incluso se han impuesto de una forma tajante, constrictora e incluso aniquiladora en muchos casos. Y quizá sí que el mundo, que nuestra sociedad, ha ido perdiendo su alma, como dice Maffesoli. Quizá sí, quizá ha llegado el momento de replantearse el bien y el mal, de mirar el mundo con otros ojos, con una mirada más sabia, más abierta, más fresca. Quizá si, quizá hay que empezar a dejar espacio a la locura, al caos, al desorden, a la creación. Mirar la diferencia como una riqueza y no como una amenaza. Permitir la expresión, la acción, el movimiento y no tener miedo. Aunque da miedo. Mucho miedo. Dicen que el nomadismo es de las pocas formas de trasgresión social no violenta que existen. No ser de ningún lugar, adaptarse a las condiciones del terreno que estas pisando. Imagínate un mundo donde todas las relaciones se establecieran con estos mismos parámetros. La circulación de la locura fundamenta la sabiduría, frase preciosa que me parece tan cierta y tan esperanzadora como un amanecer o como una tormenta de verano. Michel Maffesoli acaba la entrevista diciendo; emergerá otra forma de estar juntos. No despreciemos la vitalidad. Pues voy a acabar con sus mismas palabras lanzándolas al viento como un deseo.
Inshalá!