sábado, 22 de diciembre de 2007

Look at me! Parte XXVI.

Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XXVI.

Mi psicóloga me dice que soy un pelín obsesiva - no hay que ser muy observador. Pero el caso es que sí, que me cuesta mucho dejar ir las cosas, que soy tozuda como una mula y que no acepto ni bien, ni mal, el fracaso. Simplemente no me entra en la cabeza.

Por eso, a pesar de mis espantosas crisis existenciales, mis angustias, mis fases de “nopuedomás, me doy por vencida”, siempre acabo por renacer cual ave Fénix y vuelvo a tomar carrerilla para volver a darme de cabeza contra la pared. Por que a mí, señora mía, no hay pared, ni muro, ni hormigón armado que se me resista.

Y así me va.

A golpes de cabeza la cosa no suele avanzar mucho, pero yo estoy demasiado ocupada intentando derribar el muro como para pararme a mirar si hay alguna puerta que me facilitaría mucho el tema de cruzarlo.

Dios! Que cansada estoy a veces!

Si, es que me pierde el entusiasmo, la fe, la ilusión, la impaciencia y las ganas de comérmelo todo, todo y ahora mismo. Por favor!
Soy como una niña chica con sus golosinas. Como decía Félix “Nos lo metemos todo y nos olvidamos del tema”!

Un amigo me dijo un día que lo que sale mal una vez, saldrá mal dos, tres y hasta cuatro veces. Que si no funciona, no funciona y que ya lo puedes intentar mil veces que nunca funcionará.

Pues no, no señor, no estoy de acuerdo. Yo creo que nos merecemos tener la esperanza de que las cosas pueden cambiar, de que lo que salió mal una vez puede salir bien a la segunda. Tenemos derecho a creer que podemos cambiar, que podemos mejorar, que el que tuvo miedo una vez, quizá no lo tendrá siempre, que el que no comprendió puede que comprenda si se lo explicas mejor, que el que no sabe amar puede que tenga miedo y el miedo puede desaparecer si empiezas a comprender…

Freud decía que. “Sin enfrentar la muerte la vida se empobrece, pierde interés si no está permitido arriesgar al máximo, a saber, la vida misma. Ésta resulta vacía, insípida como un flirt norteamericano, en el cual se parte de la idea de que no puede suceder nada”.

Tal cual.

Yo soy un poco burra y nunca, o casi nunca, me doy por vencida. Nunca, o casi nunca, abandono. Aunque eso me cueste Dios y ayuda, aunque tenga que pasarlo fatal, aunque me duela. Sigo ahí y sigo, creyendo que si hay la más mínima posibilidad de que la cosa vaya a mejorar, de que algo pueda cambiar, tengo que intentarlo. A veces estoy tan cansada de mí misma que no me puedo creer que siga insistiendo en correr por la vía para atrapar un tren que hace siglos que salió. O todo lo contrario, como dice García Márquez “Compró un pasaje eterno en un tren que nunca acababa de viajar” Y ahí estoy, clavada en mi asiento, porqué a mi me dijeron que este tren salía y saldrá! En fin... con lo de un poco burra me quedo corta.

No me extraña que mi psicóloga me diga que tenemos que trabajar un poco más el tema este de mis amarres...

De tanto empeñarme en tirar el muro, al final casi no me acuerdo de porqué andaba tan ofuscada intentando derribarlo. Y ya sabéis, la vida es lo que pasa mientras hacemos planes para el futuro.

En fin... que lo difícil es saber cual es el límite, cual es el momento de abandonar, de dejar de tirar de una cuerda, de decir, ok, vale, no me vale la pena, me voy por otro camino, sin sentirse culpable por abandonar.

A mi me cuesta horrores hacer eso.

Tengo una foto en casa donde se ve una cuerda enorme de un barco gigante que cruza la imagen en diagonal y que está atada a un pequeño amarre que parece estar a punto de ceder. Del amarre salen estas palabras ”Stay with me”. Curiosamente es la única fotografía que he comprado en mi vida.

Quizá es hora de soltar amarres. - Como dice un proverbio chino ”Si aprietas mucho el puño, tendrás la mano vacía” - Y disfrutar, s
in más.

Feliz año nuevo corazones...

Las alas me las ha puesto Mariana Sarraute... aunque me ha adveritido de que no debo volar hacia el sol!

jueves, 15 de noviembre de 2007


Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XXV.


El otro día vi un libro de texto y fotografías sobre los deseos ocultos de las mujeres, deseos sexuales, se entiende. Y vi también un reportaje en una de estas revistas femeninas que se titulaba, Las mujeres también desean. Pues vaya, ¿ no? Qué descubrimiento.

Todo el mundo tiene claro que el hombre desea, pero parece que es más sorprendente esto de que la mujer desee.


Nadie pone en duda que un pastor del Atlas marroquí, siente deseo, o que un campesino del Tibet, siente deseo. Pero... quien piensa que una pastora del Atlas marroquí siente deseo, o que una mujer de una tribu de la África negra siente deseo o que una mujer detrás de un burka siente deseo.


Según el diccionario de la real academia el “deseo” es un movimiento afectivo hacia algo que apetece. Una definición muy sencilla para algo que ha causado tantos estragos en la historia de la humanidad, no? Celos, envidias, muertes, guerras, dolor, tristeza, locura... y alguna que otra alegría muy, pero que muy pasajera.

Y cuanto arte, cuantas palabras...


Era una realidad verdadera como mi cuerpo, una tierna palpitación... de vacio.


De uno de los preciosos poemas visuales de Mar Arza.


O uno de los mejores principios de una opera que me vienen a la cabeza, Lucia de Lammermoor. No es una definición de deseo... pero casi.

-Es que quizá Lucia...

-Lo amó.

-Así, ¿Le ha vuelto a ver?

-Cada alba...


Y bueno, como no, algunos de los textos más abrasadores y sensuales que he leído son los maravillosos éxtasis de Santa Teresa de Jesús.


(...) veía un ángel (...) en forma corporal, (...) hermoso mucho, (...) Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. (...) Los días que duraba esto andaba como embobada. No quisiera ver ni hablar, sino abrazarme con mi pena, que para mí era mayor gloria que cuantas hay en todo lo criado.


Caray... que maravilla.


Unos científicos, en la Universidad Hebrea de Jerusalén, encontraron una correlación entre variantes del ADN de 148 jóvenes en un gen denominado D4 receptor y los propios reportes de los estudiantes sobre su sexualidad. Y dicen que sería posible desarrollar drogas que alteren el deseo sexual con base en los nuevos hallazgos. Bueno, no sé con que fines maléficos deberíamos hacer eso, pero en fin, no quiero ser retorcida. De todas maneras no dicen nada de que el D4 éste pueda alterar la dirección de nuestro deseo sexual, tipo las pócimas de las hadas madrinas.


¿Porque yo te deseo a ti y tu deseas a la vecin@ del cuarto? Como funciona el organismo, los genes, el olor, el aroma, las hormonas, los estímulos eléctricos en nuestro cerebro para que, maldita sea!! Yo te desee a ti y tu desees a la jodida vecina del cuarto?


En fin.


Otro estudio científico publicado en la revista Psychological Science, dice - Aleluya!!- Que no ceder nunca a la tentación, ya sea a un cheesecake, o a cualquier otra debilidad humana habitual, puede deteriorar el cerebro. Que el autocontrol excesivo, desgasta el cerebro.

Ya lo decía también Santa Teresa: Así que aquí no hay que querer y no querer.


En fin, a lo que iba, que si las mujeres desean...
Por supuesto que desean! Y no solo desean, las mujeres desean el todo, "la muerte y la vida", como dice la canción. Y así nos va.


Veíame morir con deseo (...) Dábanme unos ímpetus grandes de este amor que, (...) yo no sabía qué me hacer; porque nada me satisfacía ni cabía en mí, sino que verdaderamente me parecía se me arrancaba el alma. (...) apretábaisme con vuestro amor con una muerte tan sabrosa que nunca el alma querría salir de ella. (...) hincan una saeta en lo más vivo de las entrañas y corazón, a las veces, que no sabe el alma qué ha ni qué quiere.


Santa Teresa otra vez. No sabían si tomarla por loca o por Santa y ya ves, tubo más suerte que Juana la Loca que perdió la cabeza por amor y por deseo y la llamaron loca. Loca!


Pues eso.

Ah! Y gracias a Mariana Grande por hacer de modelo para la fantástica Santa Teresa que ilustra el texto.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Look at me! Parte XXIV.

Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XXIV.


El otro día me tocó ir a hacerle fotos al señor Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, alias el Conde de Siruela. Hijo de la muy ilustre e ilustrísima señora María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva, XVIII duquesa de Alba de Tormes. A la que su majestad graciosísima, la Reina de Inglaterra, nada más y nada menos! tiene que ceder el paso. Ala! Ahí no es ná!

Bueno, bueno, que nervios.

Un miembro de la gran familia de la nobleza española, un conde, un aristócrata, un señor de estirpe, de rango abolengo, de sangre azul, de leyenda, de caballeros con armadura, de princesas y príncipes encantados.

Bueno, bueno. Qué nervios!!

Un poco de historia…

Fadrique Álvarez de Toledo, II Duque de Alba era primo por parte de madre de Fernando el Católico. Que era rey por la gracia de Dios. Y reinaba para Dios y con Dios y guerreaba siempre en nombre de Dios y expulsó a moros y judíos en nombre de Dios, su Dios, nuestro Dios todopoderoso. No nos olvidemos de eso. Era como Bush, pero sin trampa ni cartón.

En fin... a lo que iba.


Fernando Álvarez de Toledo, el que sería III duque de Alba, también llamado “El gran Duque”, con tan sólo 6 años, valiente como ninguno, acompañó a su abuelo a Navarra con el ejército que la tomó, "...Que cuando allá llegasen, su capitán general iría con ejército en la delantera: y le daría llano el camino", y ya siendo duque de Alba fue virrey de Nápoles, nombrado por Felipe II.

En el tema cultural, decir que durante la edad de oro, la casa de Alba ejerció cierto mecenazgo, sobretodo a los compis de correrías bélicas como Lope de Vega, por ejemplo, que fué mujeriego y pendenciero como el que más, entre otras cosas.
Pues eso, la “Égloga Segunda” de Garcilaso de la Vega y “La Arcadia” de Lope de Vega, se escribieron en la villa de Alba. También en la biblioteca patrimonio de la casa Alba podemos encontrar la primera Biblia traducida al castellano fechada en 1433.

Hay que mencionar también, como no, a la famosa entre las famosas Duquesas de Alba, María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo y Silva Bazán, XIII Duquesa de Alba, a la que se atribuye un romance con Goya, quien la retrató en varios de sus cuadros, la maja desnuda, por ejemplo y que, a pesar de que murió supuestamente por una fiebre, se rumorea que fue asesinada por Godoy siguiendo instrucciones de la reina María Luisa, por pura envidia y rabia cochina de que fuera más guapa y más petarda que ella! Hay que ver como son estos Grandes!

Y bueno, un dato así más prosaico… El total de tierras de las fincas de los Alba bordea las 34.000 hectáreas, equivalentes a más de 170 veces el Principado de Mónaco. Dicen que se puede recorrer España desde San Sebastián hasta Andalucía sin dejar de pisar terrenos de la Casa de Alba.

Bueno, bueno… Que nervios!

Era como si me hubieran dicho, ala! que estás invitada al baile! Todos mis cuentos infantiles, mis sueños de princesa en la torre, despertaron de golpe, que maravilla… Un castillo, un torreón, un caballo blanco… En fin. Esperaba ver el resplandor de los siglos de historia en los muros de su castillo y oír el eco de la batalla resonar en el viento… Dejarme embargar por la gracia y el encanto de los que han gobernado este país desde que este país existe como tal.
O algo... no sé.

Todos me decían, nada hombre, si es un tipo muy sencillo, muy llano, muy persona. Con lo de persona se referían, supongo, a que era un tipo normal, como el resto de los mortales, como los que solo nacemos por la gracia de Dios, sin que eso nos conceda ningún privilegio en especial. Porque se puede nacer por la gracia de Dios o reinar por la gracia de Dios y es que se ve que las gracias Dios las reparte como mejor le parece, no se sabe muy bien de qué depende. Y bueno, yo, que soy nieta de carpintero, esperaba hallar el sello distintivo en el porte, en la inteligencia, en la gracia y en las maneras de ese privilegiado caballero. Con toda esa historia detrás de sus espaldas.

Pero nada, que no… ni castillo, ni torreón, ni princesa, ni nada. Bueno, caballos sí había, eso sí, pero nada más. Todo muy normal, un príncipe muy normalito, la verdad, tirando a normalito, normalito. Un tío muy majo, vaya. Que decepción. Con la ilusión que me hacía a mí lo de la armadura y tal. Y es que desde que los príncipes van de enrollados todo ha perdido mucho encanto, qué quieres que te diga. Una ya no puede ni soñar con que un príncipe encantado venga a sacarla de semejante normalidad. Ni que vaya a raptarla y meterla en un torreón una reina mala y la salve un apuesto príncipe valiente. Ni que los reyes y los príncipes y los condes y los duques, brillen por ser lo que son, elegidos de Dios. Todos los sueños infantiles a paseo. Qué asco, de verdad!

Una ya no puede ni esperar que los caballeros de rango abolengo se comporten como lo que son, o lo que deberían ser, personajes de cuento.

martes, 23 de octubre de 2007

Look at me! Parte XXIII.






















Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XXIII.

“Prenez soin de vous”, así se titula el nuevo libro, el último proyecto, de Sophie Calle.

Prenez soin de de vous, “tome cuidado de usted”, cuídese, cuídate, vaya. Este era el final de una carta, de una despedida - que lo era - de un amante, de un amor, de un tiempo en el que la amaron.

Recibí un mail de ruptura: no supe responder. Era como si no estuviera dirigido a mí. Terminaba con las palabras: “Prenez soin de vous”. Me tomé esta recomendación al pie de la letra. Pedí a 107 mujeres (...) que la interpretaran desde un punto de vista profesional. Analizarla, comentarla, tocarla, bailarla, cantarla. Diseccionarla (...) Entenderla para mí. Hablar en mi lugar. Una forma de tomarme un tiempo para la ruptura. A mi ritmo. “Prenez soin de moi”.

Cuídate. Que escalofrío.

Cuídate lleva implícito un hazlo tú porque yo no lo haré, porque yo no voy a estar aquí para cuidarte, porque tendrás que hacerlo tú. Cuídate es lo mismo que un Adiós, que un estás sola, que un ya no estoy contigo. Cuídate es una puerta que se cierra. Como dice Vila-Matas es un “Adiós, señora, se ha portado usted bien conmigo. Adiós, señora. No nos veremos nunca más”.

Una poesía de Li Chan-Yin que leí el otro día por casualidad también me sonó un poco a lo mismo.

Por milésima vez hoy
me he apartado de mi mundo
y he entrado en el tuyo.
¿Qué otra cosa puedo hacer, cuando tú te niegas
a seguirme a casa? ¿No volverás a hacerlo nunca?
¿Ni una sola vez? ¿Ni siquiera cuando el algarrobo florezca por fin?



Hoy estoy poética, ya ves. Es que este libro de Sophie Calle me ha parecido una forma hermosísima de despedirse de alguien, de intentar comprender el abandono, el olvido, de echarle arte a la soledad. Y yo no he querido ser menos, yo también quiero participar de ese “Prenez soin de vous”. También soy mujer, como las 107 mujeres invitadas por Sophie Calle a participar en el proyecto, porque hay algo en común en la manera que tienen las mujeres de comprenderse, de compenetrarse, de sentirse, y porque bueno, en el fondo todos tenemos un “cuídate” grabado en el corazón, no?

Hay un “cuídate” doloroso, porque nos agarramos a los recuerdos como a clavos ardiendo, y no queremos dejarlos ir, aunque hayan caducado, aunque haga mil años que sean solo eso, recuerdos. Siempre albergamos la esperanza de que quizá...
Y hay un “cuídate” que debería hacernos levantar bien la barbilla y mirar de frente. Cuídate tu, corazón! Con una lengua bien larga, si señor! Porque si alguien no te quiere, no va a estar ahí para cuidarte, acompañarte, ni amarte, entonces, para qué va a ocupar un lugar precioso en tu corazón y en tu memoria.


Pues este es mi granito de arena...
Por todos los “Prenez soin de vous” pronunciados o silenciosos que llenan nuestras memorias y que nos hacen conocer de la vida hasta sus más íntimos secretos.



lunes, 22 de octubre de 2007

jueves, 4 de octubre de 2007

Look at me! Parte XXII.











Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XXII.

Hay días en los que, de verdad, me gustaría dejarlo todo y pasar mis horas haciendo pasteles y mermeladas, haciendo media, punto de cruz, pintando aguamarinas, yo que sé! Es que, como dice una amiga mía, a veces, vivir cansa!
Jolines, si cansa!!
Hay días en los que no te puedes creer la de cosas que tienes que hacer para ir tirando y cuanto cuesta todo, y qué duro es abrirse camino, y seguir y seguir… Buf! Me siento, a veces, como si tuviera cien mil años y los llevara todos tirando de un burro. Me explico, no?
Si, ya sé, siempre ando quejándome. Soy una auténtica alegría de vivir. Unas castañuelas, vaya! Lo sé, lo sé. Eso también lo he heredado de mi familia, de mi abuela, de mi madre, de la “padrina” y de “la tieta”, esa fatalidad, esa alma de opereta… Ese sin vivir.
Total, que hoy me he dicho, pues nada bonita, tómatelo con calma, haz algo, así, como para relajarte… Deja pasar las horas, no hay que andar todo el rato como alma que lleva el diablo! Si es que incluso los fines de semana parecen una gincama, de verdad! Hay que estar en todas partes!
Y me ha venido a la cabeza las reuniones femeninas que se montaban en mi casa, donde las mujeres se juntaban para coser, hacer media o ganchillo, cada cual lo suyo, pero consultándose las unas a las otras y sobre todo a una, mi tía, que era la maestra de ceremonias.
Mis abuelas y mis tías hacían auténticas virguerías con las agujas de tricotar.

En el pueblo donde yo veraneaba, veraneaba también buena parte de mi familia, de hecho mi abuela vivió allí toda su adolescencia cuidando al hijo de su hermana que tenía una enfermedad respiratoria y le aconsejaron que no viviera en la ciudad, así que mandaron a mi abuela y a una criada a vivir al pueblo. Las dos debían tener unos quince años y estaban a cargo de un bebé! ¿Os imagináis esto ahora? Es impensable!! Pero bueno, esa es otra historia, la historia de mi abuela, que un día os contaré porque es de película, de neorrealismo italiano, os lo digo de verdad.
En fin… Mi familia veraneó en ese pueblo durante muchos años y en las tardes calurosas o en las tardes de lluvia, se juntaban unas cuantas mujeres en casa y dejaban pasar las horas haciendo media y charlando. A mí me encantaba sentarme con ellas y escuchar su charla mientras le tejía un gorrito de ganchillo a mi Baby mocosete o una bufanda a mi Nancy.
Que tiempos aquellos en los que uno podía dejar pasar las horas y ver caer la tarde, sin más, y no sentirse culpable. Culpable de no aprovechar el tiempo, culpable de no ambicionar nada, culpable de pereza, culpable de dejar que se te escurriera el tiempo escuchando el run-run de la charla de tus tías.
Diu que la Caterina del Mingu a fet Pascua abans de Rams –decía una, y esto lo escribo en catalan porqué es impensable traducir los mil refranes y frases hechas por segundo que utilizaban al hablar - i que el pobre Mingu a hagut de vendres un troç de terra per casar-la, perque diu que ell es un arreplagat. Mira –decía otra- al menys no es quedará per vestir sants! A veure si al final resultará que no és pas tant tonta com semblava – añadía la última - Y se les escapaba la risa por debajo de la nariz. La conversación solo se veía interrumpida de vez en cuando por la voz de mi tía que decía; nenes, una pasada més i canviem a punt de Jacquard. Tres del dret i tres del revés. Y seguían con su charla.
A mi me parecía mágico.
Recuerdo también, curiosamente, las medallas de oro de vírgenes y santos que llevaban colgadas del cuello y que les caían en el escote entre los inmensos pechos que tenían todas. Unos pechos tranquilizadores, como de quien sabe de qué va todo esto. Unos pechos universales, ancestrales…
Qué maravilla, qué gozada; en el pueblo, con cuatro meses de vacaciones por delante, con todas las tías y las abuelas y las mamás cuidando de una y preparándole la merienda de pan con nocilla y un vaso de leche y sentadita alrededor de todas esas mujeres que charlaban y reían y languidecían en esas tardes eternas de pan con chocolate y olor a colonia dulce… Dios! Que nostalgia. Qué mayor se siente una algunos días.

Y nada, que me he comprado mi lana y he empezado mi bufanda, pero no es lo mismo en absoluto, porque no hay reunión femenina, ni están mis tías, ni mis abuelas, y porque el mundo gira y gira, y yo no sé como se hace el punto de Jacquard, y solo sé hacer el punto bobo, que es el más fácil y siempre es igual y me aburro y me parezco a Penélope tejiendo una tela que deshago de noche y a la mañana siguiente vuelvo a empezar y que no me sirve, vaya. Y que para encontrar la niña que fui, como dice Luz Casal, no me bastan unas agujas de hacer media, para encontrar la pureza, nostalgia de tanta inocencia, me falta la ingenuidad de pensar que todo está por hacer y de que todo es posible.

Si, ya sé. Ya me lo dice mi madre. Tienes alma de “fado”, corazón.

martes, 18 de septiembre de 2007

Look at me! Parte XXI.

Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XXI.

Hoy tengo un día...

Hoy tengo un mal día. Un pésimo día, diría yo!
Pero no un día marrón, como decía Luz Casal, ni gris ni negro, solo marrón. No, no, tengo un día negro, negrísimo, con todas las de la ley.
Es que estoy hasta las clavículas - esto se lo copio a Maruja Torres, sorry! Porque a ver; como puede ir bien el mundo si el modelo a seguir, si a lo que todos los niños y no tan niños en absoluto quieren parecerse es a los Beckham. Pobres Beckham, ahora se las van a cargar, pero es que ya me dirás tu que mérito tienen estos estupendos a parte del hecho de ser ricos, muy, muy ricos y gastárselo todo en gilipolleces. Él juega a fútbol, ok, pero en el caso de que tuviera algún mérito esto de saber chutar una pelotita - no me voy a poner a discutir eso, no, no, me niego! - pues bueno, tampoco habría para tanto, ¿no? Y ella, bueno, ella no sé, las tetas será, porque yo no logro mirarle otra cosa cada vez que sale en una foto enfundada en un súper minivestido tres tallas pequeño, a ver, no me digáis que no. Y no sé… es que la cosa tiene miga. Lo que digo es que claro, si todos queremos ser ricos y famosos y eternamente jóvenes, pues lo llevamos claro y sobretodo que nos vamos a pasar toda la repuñetera vida intentando ser lo que no vamos a ser en absoluto y eso, carai, crea mucha insatisfacción. Si cada vez que uno de estos famositos de tres al cuarto como la señorita Hilton, que también debe tener una cuenta corriente de las de aupa! Y un cerebro de lo mismo, se mete más caña de la que su lindo cuerpecito le soporta y monta un pitote de campeonato, lo que sea; sale en TV, en la radio, en las revistas, y todo el mundo le ríe la gracia y se forra aún más dando la exclusiva de la próxima fiesta que se va a marcar, pues tu me dirás! Yo cierro mi estudio y me pongo a montar números y a meterme hasta el moño de todo a ver si cuela! No, ya sé, no me harían ni puñetero caso, snif, pero es que te hartas ya de aguantar tanta tontería!
A los Operaciones Triunfo y a los Gran hermano y los Tómbola y los Corazón, corazón y los Supervivientes, y al novio de Kate Moss y los morros de la Jolie y a Pocholo, y los miles de petardos que llenan las revistas del corazón!
Total, que hoy me he levantado del revés, con el pie izquierdo vaya. Con un cabreo de mil demonios. Harta, hartita de tanta tontería y en un arrebato he pensado, carai! Pues yo también quiero ser la Juani!! Para las que estéis chaladas, como yo, sabedlo, se puede. Con un dedo de maquillaje y mucha paciencia, una puede ser una mujer de bandera, una tigresa, una Juani! Claro que sí! Lo que se va a encontrar el nene durmiendo a su lado al día siguiente, eso ya es otra historia. Aunque siempre puedes cantarle lágrimas negras, por lo de las legañas negras que tienes pegadas a los ojos por culpa del maldito rimel waterproof! Que se te ha quedado pegado a las pestañas como una jodida pega de contacto!
Total, que me he disfrazado de tía guay, me he pintado como un putón y me he dicho, sal a la calle y cómete el mundo, Maripili.
Pero nada, no ha servido de nada. Al final me he mirado en el espejo y he visto a una mujer madurita mirándome a los ojos y he pensado; Dios Pepi, ¿Qué haces? Te estás dejando llevar por el lado oscuro, corazón. Y es que es verdad. Que fácil es caer en la estupidez. Porque vivimos rodeados de toda esa publicidad que lo que pretende es que estemos constantemente insatisfechos, que nos muestra constantemente toda esa otra cara del mundo, donde todo es frivolidad, despilfarro, tontería y que nos lo venden como si ese fuera el sueño a perseguir. Nos hacen sentir que tenemos vidas mediocres, avergonzarnos de nuestros cuerpos, de nuestro coche, de nuestro pisito de 30m.

Hace años me publicaron en El País una carta al director donde me “Piiiiiiiiip”, en un anuncio de JASP. ¿Os acordáis? Jóvenes, Aunque Sobradamente Preparados? Me hacia vomitar. La carta acababa haciendo una llamada a los señores publicistas para que salieran de sus áticos con parquet y echaran un vistazo. Un vistazo a la realidad, al mundo tal y como está, a los sueldos, a los mileuristas, a los que están perdiendo sus casa porque el tipo de interés ha subido tanto que ya no pueden pagar las hipotecas, al medio ambiente, a la crisi económica, a la estupidez crónica, en fin, a todo. Y ahora digo lo mismo, que ya está bien! Que me quejo, me quejo por hastío, por ansiedad, por aburrimiento de que me tenga que tragar las vidas de toda esta pandilla que nada tienen que ver con la mayoría y nada, nada en absoluto, tienen que yo pueda envidiar, excepto que podrían hacer absolutamente los que les apeteciera con su vida y con su dinero. Que podrían dedicar sus vidas a perseguir sus sueños y parece, por desgracia suya y también nuestra, que no tienen ninguno...
En fin... lo de siempre.
Por cierto! La foto os la coloco igual, porque con lo guapa que he salido, pues a ver.
Y lo del lado oscuro me lo miro otro día, de verdad.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Look at me! Parte XX

Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XX.
Toda obsesión no es más que una sustitución de la pasión...
Eso dicen, y parece que últimamente todo el mundo está obsesionado con el tema este de la felicidad.
Supongo que, en fin, con toda esta paranoia del fin del mundo que se nos avecina, pues intentamos buscar un poco de iluminación, por favor, o una salida a tanto miedo en el cuerpo que nos están metiendo.
Si ya no se puede confiar en nada, no hay vida más allá de la muerte, paraíso, ni te cuento, la naturaleza se va a volver loca de un momento a otro, ya no hay leyes de la naturaleza a las que agarrarse. La tradición se ha ido al carajo; los padres y los abuelos, ya no se enteran de nada. La tecnología va tan rápido que la gente mayor, más que en los sabios, los que han vivido y tienen experiencia, se convierten en seres obsoletos, ignorantes e incómodos. En eso les están convirtiendo y en eso nos convertiremos, ay Dios! en unos cuantos años. Por eso esa otra paranoia de no querer envejecer, de parecer eternamente jóvenes, en fin, todo eso, ya sabéis. Pero esa es otra historia.
Total, que todos vamos como locos en busca de la felicidad. Y parece, por el momento, que la felicidad siempre esta en otra parte. A qué viene sino toda esta locura de viajar que le ha entrado a todo el mundo. Nunca se había desplazado tanta gente de un lado para otro en vuelos baratos, ocio rápido, felicidad a la carta, un poquito de aventura y locura de fin de semana. Pero nada, esta también es otra historia.
Los políticos, los media, la información, las instituciones, los estamentos, la CIA, el FBI y el Pato Donald, mienten más que hablan! A ver... a que caray tiene uno que agarrarse!
Leyendo el libro de Eduard Punset El viaje a la felicidad. Las nuevas claves científicas. Imagínate! El subtítulo es, Las nuevas claves científicas. Esto de la felicidad es toda una ciencia ya. Hay que saber sobre la amígdala, el neocórtex, el córtex prefontal, endorfinas, dopaminas y un largo etcétera, para comprender algo sobre todo este rollo de la felicidad, eso parece. En fin, que Punset dice en su libro que la felicidad no es, ni más ni menos, la ausencia de miedo. Punto. Tal cual.
Y ahí yo empecé a sentir un cierto mal estar. Ya sabéis que lo del tema del miedo me tiene en vilo. Pues eso, que si todos estamos como locos intentando descifrar; espiritualmente, científicamente, analíticamente, religiosamente, qué es esto de la felicidad y dónde se halla y por otro lado todos los imputs externos que recibimos son de alerta, estimular nuestros miedos, nuestro desconcierto, y nos estresan. ¿Dónde acaba esta carrera desenfrenada en direcciones opuestas? No parece que haya un ganador. Más bien el resultado será una sociedad con un alto grado de estrés y esquizofrenia.
Pero bueno, la felicidad, a lo que iba.
Parece ser, queridísimos amigos, que la felicidad está en el interior. Ya, ya! Nada que no sepamos. Pero hay más. La felicidad es un estado emocional activado por el sistema límbico - Dícese del sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, emociones, personalidad y la conducta. Está formado por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septum y mesencéfalo.- Y parece ser que no tiene ninguna relación con el cerebro consciente, como tampoco tiene nada que ver el cerebro consciente con el hecho de que las células se reproduzcan bien o mal o que lo que entra por nuestros ojos se traduzca en imágenes en nuestro cerebro. El cerebro consciente tiene poco que ver con la felicidad, pero en cambio si parece tener mucho que ver con la infelicidad y el estrés. Con el estado psicológico de anticipación. Algo así como ¡O Dios mío! Algún día moriré! o ¿ cómo voy a pagar la deuda de la Visa? o¡Diós! Me van a cortar el teléfono! O, en algunos casos, ¿Qué vamos a hacer con los efectos del calentamiento del planeta? Por poner algunos ejemplos. Y, según el profesor Robert Sapolsky, una de las mejores maneras que se le ocurren al ser humano para aliviar la carga del estrés es hacer infelices a los demás dirigiendo su agresividad hacia otras personas.
¡Así nos va!
En Estados unidos, sigue Sapolsky, hay una relación inmediata entre las crisis económicas y el abuso a menores y a mujeres.
¿Sabias que la violencia y el sexo tienen exactamente el mismo tipo de frecuencia cardiaca, tensión arterial y niveles hormonales? El amor y el odio no son opuestos fisiológicamente. Son estados similares. Esta columna empieza a parecerse al Muy interesante, que horror.
En fin, en esta búsqueda de la felicidad nos introducimos en un mundo complejo, el de nuestro pequeño y laberíntico pensamiento y como no estamos preparados para comprendernos nos armamos un auténtico lío.
La depresión, dice la psicóloga Susan Greenfield, es el resultado de una introspección excesiva, y que funciona como una telaraña. Sino dejas de observarte, terminas enredándote en ella. Que viene a ser lo mismo que nos cuenta Salinger en Fanny y Zoey. Siempre, siempre relacionando a cada maldita cosa que ocurre con nuestros asquerosos y pequeños egos, pero en erudito. Ja!
En definitiva, que este maravilloso y vertiginoso viaje hacia la felicidad que ha emprendido el ser humano me parece que tiene algo de enfermizo. Antes esto del catolicismo nos tenia con el corazón en un puño y el miedo en el cuerpo hasta que nos moríamos, que Buf! Por fin dejábamos de sufrir y vivíamos en el paraíso y tal, no?
Como decía San Agustin, el placer de morir sin pena bien vale la pena de vivir sin placer. Pero ahora no, ahora buscamos el placer a toda costa. La nueva meta es el placer. El placer inmediato, el disfrute, el ocio, la diversión a toda costa y a todas las edades. Placer, placer, placer. Supongo que es lo que nos parece más similar a la felicidad. Y es que la felicidad, mucho me temo que estamos todavía a años luz de saber lo que es, aunque si os digo la verdad, después de leer todo estos datos sobre la felicidad, si tuviera que escoger la definición de felicidad que más acertada me ha perecido, definitivamente elegiría la respuesta que le dió un niño de cinco años a Darwin cuando éste le preguntó qué era para él la felicidad.
Hablar, reír y dar besos, contestó el niño.
Tal cual. No se me ocurre nada más parecido a la felicidad.
Hablar, reír y dar besos.
Que más se puede pedir. ¿No?

jueves, 9 de agosto de 2007

Look at me! Parte XIX.

Look at me! Donde ella nos cuenta quien es y cómo ha llegado hasta aqui... Parte XIX.


No tengo ni idea de lo que puede aprender uno en esta vida, ni si se necesitan muchas para llegar a entender algo. Yo por mi parte tengo que confesar que no entiendo nada, como dicen Lole y Manuel, “de lo que pasa en el mundo, por Dios que no entiendo na”.

He visto la pobreza más extrema mirar por la ventana al progreso y la cara de los niños llenas de crostas y mocos y miseria, mirando como comen los turistas que vienen del otro lado del mundo, del otro lado en todos los sentidos, físico, por supuesto, pero cultural, vital, esencial.

En Ulaan Baatar, la pobreza se mezcla con la opulencia de una forma casi pornográfica. La pobreza está siempre al otro lado, como un aparador. Es como si al comerte un bistec en un restaurante te trajesen la cabeza desangrándose del animal para que vieras lo que te estás comiendo.

No hay nada de bello y honroso en ser voluntario, uno siempre sabe que se va a marchar, que va a volver a su tierra, a su riqueza, a su ropa limpia, a su gintónic de las siete. Uno siempre sabe que después de eso hay otra cosa. Su vida real, su bien estar, su tranquilidad.

He visto como los niños escondían el chocolate y los caramelos que los voluntarios les traían, para guardárselo solo para ellos, para comérselo a escondidas, sin que nadie les hable de compartir, ni de dar, ni de ofrecer y repartir. ¿Repartir que? Que repartimos nosotros? Utilizaré otra frase de una canción que dice ”Dar lo que te sobra nunca fue compartir, sino dar limosna, amor, si no lo sabes tú, te lo digo yo.”

He estado trabajando la tierra y compartiendo algunos ratos de ocio con los niños de un orfanato, en Mongolia. Ni siquiera puedo acordarme del nombre de todos, a penas de unos cuantos, y no sé nada de sus vidas, de sus deseos y sus sueños, no sé cómo viven en realidad, ni cuales son sus miedos, no tengo ni idea de como les va a ir después de que yo les pierda de vista. He tirado toda mi ropa de trabajo, que estaba sucia, rota y harapienta y he vuelto a casa, pero ellos siguen ahí, con sus harapos, porque ellos mañana volverán a trabajar.

No pretendo hablar de nada que no sepamos todos, pero en realidad en estos dias he sentido más la distancia que la comunión con un mundo del que nada sé y que ni siquiera reconozco como mío. ¿Quiénes son esta gente que vienen a trabajar el campo con nosotros? A qué vienen? Qué andan buscando? Qué han perdido aquí? Deben pensar esos niños, que lo último que querrían es estar ahí. Que lo que realmente desearían es estar en sus casas, que no tienen, con sus familias, que no tienen, con sus comodidades, que no tienen y con su intimidad, que no tienen, y en cambio deben estar agradecidos de que unos cuantos de esos ricos del otro lado dediquen una parte ínfima de su tiempo y una cantidad ridícula de su dinero a ayudarles, a estar con ellos, a, a no se sabe qué!

Todo esto no tiene nada que ver con la auténtica generosidad. Todo esto es teatro, como dice la canción, lo tuyo es puro teatro!

¿Que si me ha servido de experiencia? Mmm... No quiero ser ceniza, ni cínica, ni destructiva, es mejor algo que nada, eso es seguro, pero tengo la certeza absoluta de que el camino no es éste, que debemos cambiar, pero no ellos o nosotros, sino todo! Nuestras aspiraciones, nuestras ambiciones, las suyas y las nuestras, nuestros deseos, nuestro futuro, nuestra comprensión de la vida y del mundo. Tenemos mucho que aparender. Todos, todos.

Mi presencia ahí, creo que solo ha hecho que incrementar su deseo de parecerse a mi, a los del otro lado, aumenta la distancia, hace mas evidentes las carencias. Yo tengo y tu no tienes. Yo me marcho a casa y tú te quedas. No hay nada más que decir.
Tú no sabes nada de mi. No conoces nada de mis penas, de mis angustias, de mis deseos, de mis miedos. Solo sabes que yo tengo y puedo darte. Debo darte, que para eso estoy aquí.

No sé si me explico. Es deficil explicar con palabras un sentimiento tan complejo e intentar, a la vez, no parecer abominable.

En definitiva, que si me fuí para superar mis miedos y mis angustias, que si lo que pensaba era que si te da miedo el bosque es porque nunca has entrado en él, esta ha sido, sin lugar a dudas, una buena lección. ¿Que te da miedo el bosque? Pues haces bien, porque al otro lado de tu paraiso hay un mundo en el que el principal deseo, y en muchos casos el unico deseo posible, es sobrevivir, aunque suene melodramático, en serio.

viernes, 20 de julio de 2007

Look at me! Parte XVIII


Look at me!
Donde ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí... Parte XVIII.

Beijing…

Hoy Beijing se ha despertado lenta y cansada. La niebla amortigua los gritos y el ruido de la ciudad. Solo se ven algunas cabezas asomando entre las aguas del lago del Houhai, como boyas negras flotando en la corriente. El calor nos ha dejado inmóviles, el tiempo se ha parado, solo cabe esperar a que caiga la noche y quizás hoy, si hay suerte, refresque un poco.
Llego a casa justo cuando empieza a llover. El cielo se ha oscurecido, ha caído la luz como si hubiera llegado la noche de repente, sin avisar, oscuridad total. Los coches encienden las luces y de repente un trueno, y si! Gracias a Dios! Se ha puesto a llover. Una lluvia repentina y fuerte que limpiará las calles y las mentes!
Dentro de un rato, cuando afloje un poco la lluvia, bajaré a comprarme la comida.

Salir a buscar el almuerzo siempre me hace pensar en In the mood for love de Wong Kar Wai, cuando ella cada día sale a buscar los fideos en el restaurante de la esquina. Cada día un Qipao distinto, - el vestido Shanghainés, que no sabéis nada!- Y baja las escaleras como flotando. Qué maravilla.
Lo mío no va a ser tan espectacular, lo intuyo. Voy con chancletas y bermudas y no sé por qué motivo desconocido el mundo no marcha a cámara lenta cada vez que yo bajo unas escaleras. ¿Hay cosas que son del todo injustas, no os parece?

Aquí nadie se inmuta por la lluvia, todo el mundo sigue como si nada. El mismo paraguas que les sirve para protegerse del sol les sirve ahora para protegerles de la lluvia y sinó sin paraguas y con chancletas. Para que protegerse los pies del agua si el agua se escurre y cuando salga el sol se secará en el tiempo de un suspiro.

Yo sí que me protejo de la lluvia. Con mi capelina azul que me llegaba hasta los pies, las chancletas y unos pantalones largos arremangados, salgo a buscar algo de comer. Que hambre, Dios!
He tenido que pelearme con la capelina que volaba y se me pegaba a la cara con el viento y con las chancletas que han resbalado con todas y cada una de las baldosas que han pisado. En definitiva, he compuesto un cuadro esperpéntico en azules y grises bajando avenida abajo. Parecía Pina Bausch en plena crisis emocional. Que mierda de vida, de verdad!

Me gustaría saber fotografiar el olor de la lluvia refrescando el ambiente. La sensación de ligereza. Aunque suena un poco a anuncio de Ausonia, la verdad. Pero que queréis, debe ser que las chicas somos así, dulces e ingenuas, ja!

En fin, a lo que iba, que cuando intentas hacer fotos de una ciudad, un país, otra cultura, más que en lo que estás consiguiendo, en lo que piensas es en lo que no sabes captar, en lo que te estas perdiendo. Te angustia constantemente lo que no estás viendo, lo que estás dejando pasar, lo que te ha pasado por delante y no has podido capturar, porque sí, porque a veces son solo segundos, el tiempo de un parpadeo, una mirada furtiva, un gesto, una luz, un destello, un instante que fue y se fue y desapareció para siempre. El famoso instante decisivo de Cartier-Bresson, o porque lo que has visto lo has visto solo por el rabillo del ojo y, a veces, ni siquiera estas seguro de haberlo visto. Y porque bueno, intentar captar un sentimiento en 35 mm y en dos dimensiones tiene su miga, te lo digo yo! Pero es un buen ejercicio de síntesis, eso sí que lo tiene. Y es que en el fondo todos andamos buscando al perro de Moriyama, no? Una sola foto, un solo perro, una sola luz y la síntesis de una derrota, de todo un país, del Japón que perdió la segunda guerra mundial.

El perro negro de Daido Moriyama… Me fuí a Japón a buscarlo y sigo buscándolo en China y quién sabe donde más tendré que irme para encontrarlo. Y si lo voy a encontrar en esta vida o en la próxima! Porque, caray! Una hace lo que puede pero… en fin, que quien hace lo que puede no está obligado a más, eso dice mi abuela. Mientras tanto, pues ala, a correr mundo y que me quiten lo bailao.

Porque yo no habré visto atacar naves en llamas más allá de Orión, ni he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser, pero he cantado y bebido hasta emborracharme con los Miao, en las montañas de Xijiang, he lanzado fuegos artificiales con los Hang a la orilla del mar de la China oriental, he compartido arroz con los monjes Tao en la montaña sagrada del Wuyi Shan y me han susurrado “Misty” al oído cruzando el Huang Pur river, en la noche de Shanghai y todos estos recuerdos no se perderán en el tiempo como lagrimas en la lluvia… que va! Porque ya sabéis como voy a vacilar contándoselos a todo el mundo! Ja!

Pues eso, que uno siempre anda buscando algo, al perro de Moriyama o a sí mismo. Lo importante es seguir buscando y al final siempre acabas encontrando algo, algo que habías olvidado pero que en el fondo siempre estuvo ahí. Y yo en este viaje he acariciado, por fin, los dragones de jade de Mazu, la diosa.

Sale el sol otra vez, los paraguas vuelven a abrirse, esta vez para proteger del sol. Un sol que quema y que no deja respirar. Los coches vuelven a pitar y los gritos de la gente vendiendo de todo vuelven a resonar por todas las calles. La cuidad despierta otra vez.

Me parece que esta noche tampoco va a refrescar.




domingo, 3 de junio de 2007

Look at me! Parte XVII


Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XVII.


Bueno… pues aquí estamos de nuevo. En este Look at me, voy a hacer como con las series de moda cuando terminan una temporada que dedican el último capitulo a hacer un refrito de todos los demás. Como todo esto empezó porque quería parecerme a Carrie Bradshaw, beber muchos Cosmopolitans, pasear por las calles de Nueva York con mis amiguitas, comprarme zapatos de Manolo Blanik y tener sexo, mucho sexo, pero en Nueva York, pues haremos como que esto es el final de una temporada y hablaremos de un batiburrillo de cositas, de esas que me pasan a mí por mi linda cabecita, trapitos de Dolce & Gabbana a parte! Vamos a hacer un Look at me! pelín petardo, porque sí, porque apetece!
Pues sí, se acabó! Podéis dejar de mirarme! De momento, que no para siempre, que quedan muchas cosas de las que hablar, muchas cosas que vivir y muchos miedos que sobrevivir. Y voy a seguir queriendo que me miréis, por favor, por favor! En realidad poco o nada ha cambiado desde el primer Look at me. Tengo el mismo miedo, la misma pena, las mismas ganas de tirarme al monte y el mismo desasosiego que hace seis meses, solo que ahora lo comparto, con mi psicóloga, no nos olvidemos de ella, y con vosotros, que parece una tontería pero ayuda, no te creas. Me sirve para existir en algún lugar, aunque sea virtual. Ja!
No, la verdad es que me sirve porque me lo paso pipa, no solo contando mis historias, sino también haciéndome las fotos, inventándome y reinventándome. Haciéndome más lista, más graciosilla, más ingeniosa, más profunda y más estupenda, y con esa piel que me dejo en las fotos que es la envidia de todos, no me digáis que no! Si es que es lo que tiene lo virtual, que todo es estupendo, y si no lo es, pues cierras ventanita y listos! O lo borras o lo pintas, o lo inventas de nuevo, en fin, ya sabéis. Ahora mí mamá me diría, pues no sé porque tienes que reinventarte tanto ni tanta tontería! Si tienes una vida de princesa y no tienes de qué quejarte. Que te quejas por exceso, de puro mimada y puritito vicio! Y tiene razón, como siempre. Yo me quejo de haber vivido demasiado bien, de no haber arriesgado suficiente, de no haber vivido más intensamente, más fuerte, más doloroso, ya sabes, como el señor Spinell me levanto muy temprano por la mañana y me doy una ducha fría, porque sí, porque hay que curtirse. Bueno, en vez de eso yo me voy de voluntaria a trabajar el campo en un orfanato de Mongolia. No sé si eso me hará más fuerte y más sabía, pero seguro que me sentará bien y me abrirá la mente. De eso no me cabe duda.
Sí chicos, me marcho. Aquí una menda se va de vacaciones. Primero a China, a hacer fotos y a mirar cómo va el mundo, y después a Mongolia, a trabajar en el campo, a hacer fotos y a mirar como va el mundo. Y no sé como voy a volver, no sé si descubriré otra forma de estar juntos, como dice Michel Maffesoli, pero al menos lo intentaré, e intentaré quitarme el miedo del cuerpo, el miedo a lo desconocido y al desconocido, el miedo al vecino y al extraño. En fin, que esto es una despedida corta, solo por un rato, para ver mundo y poder contároslo. Y para verme a mí misma, que en definitiva es lo que voy a hacer. Voy a buscarme en algún lugar de la estepa mongola, a plantar mi urga. A plantarlo en mi corazón! No seáis mal pensados que os conozco!
Y bueno, si no me encuentro pues siempre me queda lo de ser quien me dé la gana, no? Porque viajar tiene algo de vida paralela. Durante un rato puedes ser otro. Nadie te conoce, nadie sabe quién eres y puedes ser lo que quieras y como quieras y eso tiene mucho vicio. A ver si pruebo a ser… mmm… valiente, fuerte, espabilada y estupenda. A ver si cuela, no? Y a ver si se me pega algo de esa chica que me voy a inventar. Que algo se te tiene que quedar!
¿Y cuando vuelva? Pues nada, a seguir tomando cócteles y a gastarse los dineros en vestiditos estupendos, que no se le pueden pedir peras al olmo, pero si se le puede pedir que dé una buena sombra, caray! Al menos eso.
El otro día me echaron las cartas, me dijeron que de todo esto – con “todo esto” creo que se refieren a este año mío tan tristón, a mi pequeña crisis de madurez y de identidad y mi pequeñísima, aunque durísima, guerra particular entre lo que soy, lo que me gustaría ser y lo que se espera de mi. Que justo, parece ser, que era la misma guerra que libraba Don Quijote, no sé, lo leí el otro día en alguna parte, algún intelectual de esos que hablaba de la identidad y tal. En fin, que según las cartas chinas, voy a renacer cual La Emperatriz; tranquila, serena y segura de mi misma. Que todo irá bien, que encontraré lo que ando buscando y que tal vez, quizá, por fin, él se girará y me mirará. El destino digo, la suerte, la fortuna… quién sabe.
Lo que sí sé es que el mundo es muy grande y que nada es eterno, que si te da miedo el bosque es porque nunca has entrado en él, que si deseas algo muy intensamente es posible que lo consigas y que si no lo consigues puede que sea porque algunas cosas no dependen de ti, sino de la suerte o del azar, o del otro, que ni siquiera te ha visto, que la vida sigue y que hay cosas que siempre se echan de menos, como los besos de amor adolescente en los bancos de los parques y la ilusión de que tus sueños se van a cumplir. Pero también sé que se puede tener un corazón adolescente a los ochenta y que la vida te da sorpresas, Venancio, qué te parece! Y que si algo he heredado de mí madre son las infinitas ganas de sorprenderme y de reir. No es mucho lo que he aprendido, ya véis, pero de momento es lo que hay y a mí me vale, qué le vamos a hacer! Espero seguir aprendiendo! En esta vida o en la próxima.
Pues ala! Os dejo, disfrutad de vuestras vidas y de vuestras vacaciones! Os echaré de menos. A algunos os veré pronto para tomar unos gintonics en las playas de Menorca o Mallorca! Me encanta tirarme al rollo glamouroso! Y a otros os veré mucho antes, seguramente. Bailaremos entre sueños o en ensueños, eso espero. A todos, todas… hasta pronto!
Bueno, me ha salido petardo pero no tanto al final, no? Es que soy una sentimental!

lunes, 21 de mayo de 2007

Look at me! Parte XVI.


Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XVI.

El 22 de mayo es Santa Rita, una fiesta preciosa a la que mi familia, la rama femenina- por supuesto!- es absolutamente devota. Mi padre, ateo recalcitrante y defensor a ultranza de la lógica, el pensamiento científico y la razón, se pone enfermo cada año por las mismas fechas, cuando mi abuela, que ya no va la pobre, porque está muy mayor, mi madre y yo íbamos, tan contentas, a bendecir y ofrecer las rosas primaverales a la Santa, patrona de los imposibles, de los milagros y de las causas perdidas. Ahora vamos mi madre y yo, juntas o por separado, pero no hay año en que no vayamos. Siempre tenemos uno o dos imposibles que pedirle a la pobre Rita, que debe andar desesperada por esas fechas, y todo el año, en realidad, intentando atender las peticiones de todo el mundo. Y claro, algunas se le pasan. Si es que no da para más!
La fiesta tiene algo de entrañable, de humilde, con todos los tenderetes de rosas montados en la calle hospital, delante de la Iglesia de Sant Agustín, que es donde se hacen las bendiciones, y todas las señoras mayores haciendo cola para ofrecerle sus flores, sus velas y sus estampitas a la virgen. Es humilde porque en general, los devotos son gente mayor, mujeres, normalmente, que llevan sus flores, rosas silvestres o de jardín, rosas abiertas, que nada tienen que ver con las rosas perfectas de la Diada de Sant Jordi. Son rosas con pinchos, con los tallos retorcidos, rosas pequeñas, salvajes o grandes, como las rosas abiertas de los maceteros de balcón, y las llevan envueltas en servilletas de papel para no pincharse, o en papel de aluminio casero. Y huelen, huelen a rosa!
Es una fiesta luminosa, llena de color, porque la iglesia se llena de feligreses apretujados que alzan sus brazos con los ramos de rosas de todos los colores para que el párroco se las bendiga, para que les llegue una gotita siquiera del agua bendita que esparce el capellán y les traiga suerte y les conceda el milagro o no les quite la esperanza. Quién sabe qué milagros le van a pedir a la Santa, pero da la impresión de que van a agradecerle el milagro de llegar a final de mes o de tener un techo donde caerse muertas. Pedirle un milagro para el hijo, que no parece que vaya a salir adelante y que se les gasta la pensión o para la hija, que se fue a vivir a otra ciudad y tiene tres hijos y un marido que es un cafre y casi no los ve nunca, más que en Navidad que vienen a buscarla para estar dos o tres días con ellos. Días que se le hacen eternos porque a ella le gusta más estar en su casa, que es pequeña y vieja, pero es ahí donde guarda sus recuerdos.
También puedes imaginar las historias de amor, de desamor, de pasiones y deseos que deben llegar a los oídos de la Santa... historias de corazones partidos y de amores eternos, de promesas y de palabras que un día se llevó el viento. Y en fin, que parece que incluso los milagros son modestos.
Y bueno, que eso, que yo no me la pierdo porque todo huele a rosa y a vida y a sueños y a esperanzas. Y a mi esto de la esperanza me pone mucho.
Yo, por desgracia, no soy creyente. No creo en el Dios cristiano, ni en ningún otro, esto lo debo haber heredado de mi padre, que en algo tenía que parecerme a el! Pero en cambio en lo que sí creo es en la esperanza, en el poder del amor, por cursi que quede esto, para cambiar las cosas, en la fuerza del deseo y de la voluntad y creo sobretodo que cuando uno o unos cuantos desean algo con mucha intensidad, a veces, algunas veces, ocurren milagros. Y siempre salgo de ahí pensando que si los milagros existen, vale la pena intentarlo.
Yo soy de las que andan todo el día pidiendo deseos. En los cumpleaños, cuando hay que soplar las velas yo siempre necesito unos segundos para aclararme con el deseo que voy a pedir y ahí tengo a toda la familia mirándome, esperando a que abra los ojos y les diga, vale, ya lo tengo, podéis soplar. O cuando se me cae una pestaña y me la pongo en el dorso de la mano y digo, si soplo y sale volando es que se va a cumplir, o cuando digo, si al girar alguien va vestido de verde, voy a conseguir tal o cual cosa o cuando pienso, si se gira y me mira, es que me quiere... en fin, yo soy de las que andan todo el día buscando respuestas en los signos y mensajes del destino, supongo que porque en el fondo sé que hay muchas cosas que no tienen respuesta y muchas otras no dependen más que de la suerte o del azar, que se parece, pero no es lo mismo. Por eso, en el fondo, me encanta ir a la fiesta de Santa Rita, porque así, al menos durante una rato, estoy rodeada de gente que, igual que yo, espera una respuesta, un milagro, una señal, algo, cualquier cosa que le haga mantener la ilusión, la esperanza de que todo saldrá bien, de que llegarán a final de mes, de que al final todo se arreglará, de que no estarán solas, de que por fin, él se va a girar y las va a mirar, de que por fin, las amarán.
Porque la esperanza, amigos, ya sabéis, es lo último que se pierde.

sábado, 5 de mayo de 2007

Look at me! Parte XV.














Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XV.

Yo no sé si soy muy distinta a la mayoría de la gente, creo que no. Estoy segura, vamos! Pero no sé por qué siento que a mí me cuesta más todo, me da más miedo, caray! Hay gente que anda todo el día de un lado para otro, sin una casa fija, sin un hogar, arriesgando, atreviéndose. Pues no sé, aventureros, conquistadores, arqueólogos, soldados, no de ahora, si no de todos los tiempos, paleontólogos, antropólogos, comerciantes, corresponsales, biólogos, reporteros, espías, ladrones de guante blanco, vendedores de especias, timadores, viajeros a secas o pastores, yo que sé! Y claro, a todos les envuelve esa aureola de magia, no? Como de cine un poco. Indiana Jones, James Bond, Mata Hari, Marco Polo, Avicena, Marco Antonio, la espía que me amó, en fin… todo ese rollo. Vale, lo de pastor tiene poco glamour, pero tiene su miga, no te creas, que yo conozco a uno que se pasa semanas enteras cruzando valles y montañas él solito, durmiendo bajo las estrellas, para llevar a sus ovejas a nuevos sitios de pasto. Es romántico, no me digas que no?
Bueno, ya sé que eso no es lo habitual y que la gente, en general, hace lo que puede y tiene un trabajito que le da para ir tirando, sin más, pero lo que quiero decir es que ¿Por qué hay gente que siente que el mundo entero es su patria y su casa y a mí en cambio siempre me gustaría ir cogidita de la mano de mi mamá, que tendría más miedo que yo, la pobre, pero al menos seríamos dos! Aunque no te creas, déjala correr a mi mamá! En fin, a lo que iba, que ¿Porqué da tanto miedo lo desconocido? Si, si, ya sé, ya sé, me repito más que el ajo, siempre hablando del puñetero miedo, pero es que no me lo saco de la cabeza. ¿Porque hay gente que parece que no tiene nunca miedo y otros, en cambio, siempre tenemos tanto? O es que los valientes también tienen mucho miedo lo único que pasa es que lo controlan, lo superan? Hay gente más valiente que otra? O hay gente que necesita emociones más fuertes para vivir? O sea que lo de la valentía sería por pura supervivencia, por no morirse, por no apagarse, o por ponerse a prueba? Hay un personaje, en la novela Tristán, de Thomas Mann, el señor Spinell, que cuando le preguntan porque siempre está tan activo y atareado, contesta:
…yo creo que cuando se es madrugador, no hay necesidad de levantarse tan temprano. La conciencia, ¡Señora…! Es muy serio esto de la conciencia…. Levantarse temprano, despiadadamente temprano, tomar un baño frío y dar un paseo por fuera, en la nieve… Esto hace que por lo menos durante una hora nos sintamos satisfechos de nosotros mismos…. Si me dejara de mi manera de ser permanecería en la cama hasta la tarde, pueden creerlo. Si madrugo, en realidad no es más que por hipocresía.
Tal cual.
Yo tengo un amigo que cuando era pequeño era un auténtico miedica, un gallina de campeonato que no se atrevía a salir fuera de noche, en el pueblo, para ir a tirar la basura. Bueno, pues este amigo, un día se hartó, cogió el saco de dormir y se fue a pasar la noche solo en el bosque, en lo alto de una montaña, él solito con los ruidos y los lobos. Increíble, no? Fue increíblemente valiente, un héroe vaya! Pero lo extraño de todo esto es que fué increíblemente valiente porque era increíblemente miedoso, eso es lo alucinante! Y ahora claro, está todo el día viajando solo por todo el mundo. Quizás la valentía es una forma de curiosidad. Cuando la curiosidad te puede, te tiras de la moto, te lanzas al vacío, te arriesgas. No la curiosidad de saber lo que hace la vecina, sino la curiosidad de conocer, conocer- se, de ponerse a prueba, de experimentar. La curiosidad de saber donde está el límite. Ser valiente es perderle un poco el miedo a la muerte, no? Que también podría ser lo mismo que perderle el miedo a la vida, si te lo miras bien.
Yo pensaba que la valentía podía tener algo que ver con lo satisfecho o insatisfecho que pudiera estar uno con su vida. Pero tampoco, sino pregúntale a la cajera del súper del lado de mi casa, que yo creo que un día de estos, o se muere allí sentada de pura pena, desilusión y decepción vital o coge una recortada y se pela a veintitrés. Pero más bien diría que va a ser lo primero, por desgracia suya, que no mía! En fin! Que a veces creo que me va a explotar la cabeza si no logro canalizar mi energía y avanzar, pero el miedo me paraliza y me va subiendo la temperatura y se me funden los fusibles, me cortocircuito, me quedo como lela, y al final estoy hecha polvo. Como si hubiera invadido Polonia, pero no me he movido del sofá o de debajo de la cama. Total, que al final, es lo que tiene, que sale más a cuenta atreverse. Cansa igual, pero enriquece, sienta bien y abre la mente. Igual no es que haya gente más valiente, igual simplemente, es que hay gente que se levanta despiadadamente temprano para, por lo menos durante una hora, sentirse satisfechos consigo mismos. Por pura hipocresía.

viernes, 4 de mayo de 2007

Look at me! Parte XIV.

Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XIV.

Leyendo una entrevista con Michel Maffesoli me encontré con estas frases. Dejar aflorar la locura colectiva, permitir la catarsis es bueno. Sino se permite la purga, el pus entrará en el cuerpo social. La persona es un todo, la luz y la sombra. Hoy no damos espacio a la sombra, a las emociones, a los humores. Se pretende canalizarlos, suprimirlos. En la sociedad de tradición judeocristiana no se ha dado plaza al mal.
Yo, ya sabéis, no soy una erudita, ni una intelectual, ni nada de eso, Dios me libre! Pero la idea de que el mundo, tal y como lo conocemos, no es la única forma de mundo posible, me pareció absolutamente reveladora. Damos por hecho tantas cosas, que no está mal revisar de vez en cuando los valores, las formulas con las que nos relacionamos. Hemos, en pro de la comunidad, prohibido, censurado, reprimido y juzgado tantas formas de entender y valorar la vida y el mundo que a veces uno se pregunta si realmente lo único que hemos hecho no será empobrecerlo y volverlo gris para sentirnos más seguros, más cómodos, menos amenazados. ¿Qué puede salir del abandono de la razón y la lógica? Pues el caos, es verdad, pero también la creación y la libertad.¿Cuál es el límite? No lo sé, la verdad, no tengo ni idea. No tengo ni idea de donde se llega con eso, ni de si es viable, en realidad. ¿Pero no se ha hecho más mal en nombre del bien, que del mal propiamente? Quizá necesitamos una estructura, un orden que nos mantenga más o menos serenos. Evitar que la absoluta locura se adueñe del mundo, solo así, quizá, podemos evitar la depravación total. Pero no sé, pensando en todo lo que pasa en el mundo, me pregunto cual sería exactamente la diferencia si dejáramos un espacio a la locura y al desorden. En nombre de la libertad, la paz, la justicia y la decencia, ¿No se han perpetrado las más terribles atrocidades? El ideal de la comunidad, si te lo piensas bien, ha permitido muchas licencias, no? Ante la duda, el orden. Tabula rasa, ciao pescao, a otra cosa mariposa. Hoy circulamos por el mundo rodeados de prohibiciones. Fíjate que casi todo está prohibido! Y si vives en Barcelona! Ni te cuento, pero esa es otra historia que ya te contaré otro día. Esta prohibido desear al vecino o a la vecina, al amigo, al hermano, al padre, al hijo, está prohibido odiar, vas al infierno, está prohibido; drogarse, fumar, pisar la hierba y llevar velo en la escuela. En los aeropuertos está todo prohibido. El miedo a las enfermedades, a las armas bacteriológicas, al terrorismo, lo ha prohibido todo, por nuestro bien, claro! Esta prohibido vivir, trabajar y viajar a otro país, sin permiso, está prohibido cruzar el mar, sin permiso. Está prohibido vivir en el bosque, acampar, hacer fuego, cazar. Está prohibido ir desnudo! Excepto en Barcelona, mira tú que bien! Ja! Debe ser lo único, porque está prohibido hacer música en cualquier parte, hacer fiestas sin permiso, pintar las fachadas de colores, tender la ropa en los balcones, hacer fotos sin permiso, ocupar las aceras, ir en bici a menos de un metro de los viandantes. Está prohibido hacer el amor en los parques públicos, ir indocumentado, ocupar casas vacías y dormir en la playa. Y... agárrate! Está prohibido morirse cuando a uno le dé la gana! Es que la cosa tiene miga! Las prohibiciones, a fuerza de estar presentes, se han hecho imperceptibles y obran subrepticiamente, como dice José Antonio Millán, e inducen un mensaje de fondo: “¡Atento!: algo puede estar prohibido”. La “mayoría” ya es un concepto que, de por sí, da medio miedo. A la mayoría le cuesta tener en cuenta a la minoría, y, claro, se ha ido cerrando el círculo y cerrando y cerrando y al final, un día, resulta que nos hemos quedado sin espacio para el individuo, para la locura, para la creación, para la espontaneidad, para la emoción infantil, para la diferencia. Aunque parece que el hombre moderno ha establecido una forma nueva, lógica, razonada y democrática de organizar su mundo y sus relaciones, no es posible que esta forma de estructura haya quedado atrasada? Como caduca? Yo no sé nada de política, ni de filosofía, ni de casi nada, en fin... pero uno tiene la sensación de que vive en un mundo cerrado y pequeño donde la razón y el bien común han pasado por delante e incluso se han impuesto de una forma tajante, constrictora e incluso aniquiladora en muchos casos. Y quizá sí que el mundo, que nuestra sociedad, ha ido perdiendo su alma, como dice Maffesoli. Quizá sí, quizá ha llegado el momento de replantearse el bien y el mal, de mirar el mundo con otros ojos, con una mirada más sabia, más abierta, más fresca. Quizá si, quizá hay que empezar a dejar espacio a la locura, al caos, al desorden, a la creación. Mirar la diferencia como una riqueza y no como una amenaza. Permitir la expresión, la acción, el movimiento y no tener miedo. Aunque da miedo. Mucho miedo. Dicen que el nomadismo es de las pocas formas de trasgresión social no violenta que existen. No ser de ningún lugar, adaptarse a las condiciones del terreno que estas pisando. Imagínate un mundo donde todas las relaciones se establecieran con estos mismos parámetros. La circulación de la locura fundamenta la sabiduría, frase preciosa que me parece tan cierta y tan esperanzadora como un amanecer o como una tormenta de verano. Michel Maffesoli acaba la entrevista diciendo; emergerá otra forma de estar juntos. No despreciemos la vitalidad. Pues voy a acabar con sus mismas palabras lanzándolas al viento como un deseo.
Inshalá!

martes, 24 de abril de 2007

Look at me. Parte XIII

Donde ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XIII.
En el último momento desesperado- ¡Cuando ya no puedes sufrir más!-, ocurre algo de carácter milagroso. La gran herida abierta por la que se derrumba la sangre de la vida se cierra, el organismo florece como una rosa. Eres “libre” por fin, y no “con nostalgia de Rusia”, sino con el anhelo de cada vez mayor libertad, de cada vez mayor felicidad.
Son textos que recuerdo de cuando los leí en mi adolescencia. Henry Miller. Me encantaba. Durante la adolescencia se sufre mucho. Uno siempre está sufriendo. No en vano se la llama adolescencia, del que adolece, no? Es una etapa curiosa en la que hay que tomar tantas decisiones que se anda medio perdido, hecho un lío entre lo que quieres ser, lo que eres y lo que te obligan a ser. No es que después la cosa cambie mucho pero se te supone más libre y más… mmm… más no sé qué, francamente.
En fotografía hay grandes trabajos sobre la adolescencia. Jouko Lehtola, por ejemplo, nos muestra a unos adolescentes que buscan su espacio, su lugar en el mundo a través de la identificación con grupos determinados. Reivindican por un lado la diferencia y por otro la pertenencia a un grupo que les proteja, que les acoja. Los adolescentes buscan la seguridad y la reafirmación fuera del núcleo familiar, por tanto deben encontrar cuál es su tribu, por decirlo de alguna manera. Los hábitos, la pose, la forma de vestir, son las máscaras. Los primitivos usaban las máscaras para protegerse de los espíritus malignos y para dar miedo al enemigo. Supongo que ahora usamos la máscara un poco para lo mismo, pero no andamos bailando y dando saltitos lanza en mano, por la calle. Por lo demás, igualito.
Después está Tracy Moffat, con su serie de cicatrices para toda la vida, donde intenta plasmar gráficamente los traumas infantil-adolescentes que le han explicado sus amigos o gente que quiere compartirlos con ella. Hay algunos muy duros, cosas terribles, pero también hay algunos con los que es fácil identificarse, como con la del chico que lleva la camiseta del equipo de fútbol tejida a mano por su madre. Esta hecho polvo, el pobre, totalmente avergonzado, y sus compañeros se están muriendo de risa compartiendo miradas irónicas entre ellos. Yo nunca he jugado al fútbol, pero recuerdo que a mi madre una vez se le antojó comprarme unas Victoria rosas para ir de excursión cuando todos los de mi clase llevaban estupendas zapatillas de deporte de marca. Me hundió en la miseria durante todos los malditos campamentos de verano y cuando se lo recuerdo todavía se ríe, la muy petarda!
En fin, después tenemos a Rineke Dijkstra y su maravillosa manera de captar el paso de niño a adulto con unas fantásticas fotos de criaturas extrañas, niños como cervatillos que parecen estar creciendo y alargarse durante todo el tiempo que dura la exposición. Ponen cara de estar totalmente desamparados y no de saber que hacer con sus cuerpos. Geniales!
El momento total es cuando los niños empiezan a tener bozo pero todavía no se afeitan y tienen aquel aspecto desaliñado, como a medio hacer, o cuando a las niñas se les empieza a intuir el pecho y no saben como esconderlo porque mamá no ve ningún motivo para que tengan que taparse la parte de arriba en la playa. Que momentos más duros, señor! Y las madres parecen haber olvidado que ellas también fueron niñas y que también se sintieron tan extrañas como sus hijas dentro de un cuerpo que parece que va por libre. Hay una foto genial de Lethola en la que aparece una niña con toda la cara llena de acné, el pelo engominado para que le quede bien liso, como enganchado a la cara, unos grandes pechos y una camiseta tres tallas pequeña en la que se puede leer “Hello boys!” Una risa total, en serio! Con todas esas hormonas saltándoles de neurona en neurona y con todas esas crisis de identidad y esas pasiones y esas amistades de sangre, para toda la vida. Es una época fantástica! Cansadísima, eso también. Pero es que no hay quien aguante tanta intensidad! Tantas cosas nuevas, no? Besar a un chico por primera vez, enamorarse por primera vez, tener el primer desengaño, que no el último, que va! Y, bueno, intentar comprenderte, comprender el mundo, comprender a la familia, pensarse el futuro, idearse la vida, construirse un mundo… y soñar, soñar mucho; qué vas a ser, quién vas a ser, cómo va a ser. Una maravilla. ¿Y los amigos? Gente con la que crees que no podrías vivir, que son lo más importante para ti, grandes promesas, grandes amores. Después todo cambia, y nada es como lo soñaste, o casi nada! Aunque en algunos casos, casi mejor, no? Dios nos libre! No sé quien dijo, cuidado con lo que sueñas porque se te puede cumplir. Una verdad como un templo.
En fin, que la adolescencia es una época dura y conflictiva pero que cuanto más lejos la tienes más maravillosa te parece. Porque sí, porque es intensa y sobretodo, porque está viva, tremendamente viva. Yo me miro a esos chicos y sonrío, porque por un lado sé la cantidad de trabajo que les queda por hacer, muchos dolores y frustraciones, pero por otro, porque dan una gran envidia con sus vidas recién estrenadas, con sus risas y sus pasiones. Es como ver a un potro recién nacido empezar a galopar.
En realidad yo me siento exactamente igual que ellos, con las mismas ganas de vivir, con los mismos miedos, con las mismas ilusiones, con la misma intensidad. Supongo que esto, en el fondo, nunca cambia. La vida empieza cada día! Aunque tenga que convertirme en un parque natural y salvaje habitado solamente por soñadores inactivos, no me detendré para quedarme aquí, en la ordenada fatuidad de la vida de adulto responsable!.
Henry Miller otra vez. Ja!

domingo, 15 de abril de 2007

Look at me! Parte XII.


Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XII.

Cómo huir de la certeza absoluta de que tu vida, tal y como la conoces hasta ahora, ha terminado. Nada puedes seguir por este camino. Es un camino sin salida, has llegado al final. No hay ninguna puerta, ningún atajo, ningún camino visible. Solo esta el bosque delante de ti, espeso, inescrutable, denso, oscuro, misterioso, amenazador. El bosque. Da miedo entrar ahí, y te sientes paralizado. ¿Qué opciones tienes? Entrar aunque te mueras de miedo o quedarte quieto donde estás, intentar no sentir el deseo de algo más, y esperar. No sé que se puede esperar. Pero esperas. Y si algo se mueve ahí dentro del bosque te asustas porque no lo ves y no sabes lo que es y te gustaría saberlo, o preferirías no saberlo y que nada se moviera al otro lado. El bosque, en este caso, no te deja ver los árboles. Cuando el futuro es una masa informe, oscura y densa, cuando el futuro es un bloque compacto que parece que llegará un día, de golpe, sin previo aviso, eres incapaz de intuir de que está formado. Cuando el futuro es el bosque que tienes delante, eres incapaz de ver los árboles, los ríos, los valles, los caminos, los pájaros, la tierra, la roca, la vida. Solo ves la oscuridad y el miedo. A veces le doy vueltas a esto. Pienso ¿de qué está formado el miedo? (Ja! Esto ha sonado a “A qué huelen las nubes?”) A qué le tenemos miedo? Qué es lo que nos paraliza? En el fondo creo que somos más víctimas del pensamiento judeocristiano de la maldita culpa y castigo de lo que nosotros mismos nos suponemos. ¿Porque sino nos aferramos tan desesperadamente a lo que tenemos como si más allá no hubiera otras vidas, otros mares, otras gentes? Yo, por ejemplo, he nacido y he vivido siempre en la misma ciudad, jamás he salido de aquí. He visto muchos países del mundo, pero solo un rato, luego he vuelto a casa, tranquilita, segura, caliente, y me he puesto a soñar en la próxima vez que podré salir corriendo de aquí. Un rato, solo un rato. Si, ya sé, cuando hablo con mis amigos todos me dicen que a ellos esto no les pasa. Que va! Que ellos si tienen la sensación de que en su vida pasan cosas, de que su vida les gusta, a ratos, de que están, más o menos, donde quieren estar. Y a mí me alucina esto. La verdad es que sentirse a gusto con la vida de uno es algo que me parece milagroso, la verdad. Yo no sé que especie de educación extraña debo haber recibido pero siempre he tenido la nefasta sensación de que viviendo mi vida, me perdía las trescientas mil millones de vidas posibles que hubiera podido elegir. Que elegir no es construir un camino, sino dejar de andar otros, y eso a mi me llena de desasosiego. Sé que estoy muy, muy lejos del camino de la sabiduría, que todavía debo de estar en un estadio muy primario de mi formación espiritual y por eso tengo miedos tan mundanos y pensamientos tan básicos. Es posible. Seguro, vamos!! Pero no me digas que tu vida, a veces, no se te hace pequeña.
El otro día leí que el espíritu moderno apostaba por el futuro, por el progreso, por la colectividad, pero que eso ahora se acabó. El posmoderno es un individuo hedonista, que vive el presente y desea la libertad y la independencia del colectivo. ¿Será que yo tengo un espíritu posmoderno encerrado en un cuerpo, en una mente, en un pensamiento, en una educación moderna? O será, simplemente que antes la colectividad y el progreso ofrecían ciertas garantías de un futuro mejor (al menos esa era la idea) y que ahora, la modernidad y el progreso solo ofrecen el miedo a un cataclismo mundial, a la destrucción total, a un sálvese quien pueda? Hagas lo que hagas, el futuro te depara el miedo, la precariedad, la pura y simple supervivencia. ¿No será que con toda ésta nueva oleada de milenarismo apocalíptico que estamos viviendo, estamos tensando demasiado la cuerda? Para qué ser buenos? Para qué sacrificarnos? Para qué mejorar y ser más sabios? Si esto se acaba pues vamos a exprimirlo hasta el final, vamos a vivir la vida loca. Para lo que me queda en el convento, señores, ya saben... En fin, que creo que vivimos en un mundo que nos hace muy vulnerables y que nos quiere estúpidos y idiotizados, dando tumbos. Así, mientras nosotros damos vueltas como un derviche, otros manejan los hilos de este futuro que ya no nos pertenece. Por eso yo me miro el bosque y no me atrevo a entrar, porque puede que haya árboles y ríos y pájaros y mariposas, pero puede que haya locos, asesinos, pirómanos y destructores. Y quizá es eso, al fin y al cabo, lo que se espera de nosotros. Que no hagamos nada y no molestemos mucho. Que nos estemos quietos y callados y que tengamos miedo. Miedo a vivir, miedo a arriesgarnos, miedo a probar, miedo a equivocarnos, miedo a movernos. No sé, quizá la de hoy es una columna muy confusa, un poco oscura, la verdad, creo que sí, pero es tan confusa como mi mente, como el futuro y como el mundo. Como la vida misma, no?
En fin... mañana saldrá el sol. Seguro!

martes, 3 de abril de 2007

Look at me! Parte XI


Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XI.

A mí muchas veces me preguntan porque no quiero tener hijos, con lo que me gustan los niños. Y es verdad, me gustan los niños, me encantan! En general. Me impresiona ver como están todo el día mirando, oyendo, absorbiendo cosas nuevas y almacenándolas en sus cerebros, como las van organizando y clasificando. Casi se puede oír el run, run, de sus cerebros funcionando a todo trapo todo el día. Es precioso ver como aprenden, como hacen algo por primera vez. Es alucinante ver la cara de un niño la primera vez que consigue ir solo con una bicicleta de dos ruedas, cara de triunfo y de emoción. Es increíble como pasan de chupar teta todo el día a dejarte petrificado con un comentario que ya quisieras haber dicho tú. Sí, me caen bien los niños, en general. Porque lo tienen todo por hacer, porque se están creando, inventando, y porque tienes la esperanza de que lo van a hacer mejor que tú. Son como la esperanza de un mundo mejor.
El hecho de que yo no quiera tener hijos no tiene nada que ver con ellos, es simplemente que esto de crear vidas a mí me va un poco grande, la verdad. Y lo que más me sorprende es que haya tanta gente, la mayoría, que sí quieran tenerlos. Que se vean capaces. Con ánimo, con alegría incluso, diría yo.
Y bueno… la familia. La familia, amigo mío. Por mucho que me empeño, me parece un ente aterrador. Sueles tener la sensación de que son los que menos te conocen y los que más duramente te juzgan. Yo creo que son los que te pueden decir cosas más duras sin ni siquiera inmutarse, y no por amor o porque crean que con eso te pueden ayudar, sino por pura y simple ligereza mental.
Las familias suelen padecer infantilismo y victimización en grado superlativo y los miembros de las familias suelen estar todo el santo día cargándole el muerto a los demás. Como son, en general, poco propensas al trabajo en profundidad y prefieren la cosa fácil, te cuelgan una etiqueta cuando tienes uno o dos años y sueltas la primera palabra y no le dan más vueltas, o sea que te plantas a los cuarenta con la etiqueta que te engancharon en el chupete cuando eras un bebé y así, como ellos son los primeros seres humanos que te sirven de referencia es este mundo, te pasas el resto de tu vida churrepetendo el maldito chupete sin saber qué carajos hacer con él. Y así nos va.
Bueno, ya sé que hay familias y familias y mi madre me dice que soy una petarda y una desagradecida por pensar estas cosas y que sí, que bueno, que la familia es un taladro a veces, pero que no está tan mal y que siempre está ahí cuando la necesitas y que a ver a ti quién te quiere más que yo! Me dice. Y tiene razón, la pobre. Pero desengañate, no en vano las consultas de los psicólogos están llenas de gente en regresión. Yo me sé algunos que tienen que regresarse, incluso, al útero materno, imaginate!
Bueno, bueno… la familia.
Mí familia, por ejemplo, es un poco como medio familia siciliana, por lo emotiva e impulsiva y medio familia al más puritito estilo catalán de las montañas, por roqueña y de secano. No sé si me explico. La bomba, vamos!
Una comida en mi casa equivale a cuatro o cinco lanzamientos en puenting, por lo estresante y agotador. Buena gente, eso sí, pero por separado. Todos juntos conformamos una trouppe increíblemente folclórica. Cada loco con su tema y todos los temas a la vez.
Yo, que en el fondo soy una cursi y una convencional, incluso siento cierta alegría cuando tenemos una de estas comidas familiares. Ver a mis hermanos y a mis sobrinos me hace siempre ilusión y llego muy puesta, con mi pareja, como una mujer de treinta y tantos de visita a casa de sus padres y salgo, después del centrifugado, como una niñita de diez con dolor de cabeza porque he bebido demasiado cava. Un cuadro, vaya.
Y es que hagas lo que hagas la familia siempre está ahí para recordarte de lo que habías salido huyendo. No me digas que no. En fin… que esto de fundar una familia yo lo veo un poco como un parche. Para superar el trauma de la primera te pones a construir otra con la esperanza de hacerlo mejor. Y lo malo es que me parece que no hay manera de hacerlo bien, es decir, que la familia es solo un vehículo más o menos tradicional para que te precipiten a este mundo y lo otro ya es cosa tuya. Pero claro, yo pienso esto porque soy una desnaturalizada, porque la mayoría tiene hijos y funda familias y parece que no les va tan mal o al menos ni mejor ni peor que a mí, vamos!. Y en fin, que la rarita debo ser yo. La verdad es que nunca se me ha ocurrido preguntarle a la gente por qué tiene hijos, pero me temo que esto debe ser un poco como cuando le preguntas a un católico por qué cree. Puedes tener discusiones larguísimas y complicadísimas, pero al final hay una cosa que no se puede rebatir y es cuando te dicen; esto chica, es algo que se lleva en el corazón, es una cuestión de fe.
Tal cual.