miércoles, 5 de septiembre de 2007

Look at me! Parte XX

Donde Ella nos cuenta quien es y como ha llegado hasta aquí. Parte XX.
Toda obsesión no es más que una sustitución de la pasión...
Eso dicen, y parece que últimamente todo el mundo está obsesionado con el tema este de la felicidad.
Supongo que, en fin, con toda esta paranoia del fin del mundo que se nos avecina, pues intentamos buscar un poco de iluminación, por favor, o una salida a tanto miedo en el cuerpo que nos están metiendo.
Si ya no se puede confiar en nada, no hay vida más allá de la muerte, paraíso, ni te cuento, la naturaleza se va a volver loca de un momento a otro, ya no hay leyes de la naturaleza a las que agarrarse. La tradición se ha ido al carajo; los padres y los abuelos, ya no se enteran de nada. La tecnología va tan rápido que la gente mayor, más que en los sabios, los que han vivido y tienen experiencia, se convierten en seres obsoletos, ignorantes e incómodos. En eso les están convirtiendo y en eso nos convertiremos, ay Dios! en unos cuantos años. Por eso esa otra paranoia de no querer envejecer, de parecer eternamente jóvenes, en fin, todo eso, ya sabéis. Pero esa es otra historia.
Total, que todos vamos como locos en busca de la felicidad. Y parece, por el momento, que la felicidad siempre esta en otra parte. A qué viene sino toda esta locura de viajar que le ha entrado a todo el mundo. Nunca se había desplazado tanta gente de un lado para otro en vuelos baratos, ocio rápido, felicidad a la carta, un poquito de aventura y locura de fin de semana. Pero nada, esta también es otra historia.
Los políticos, los media, la información, las instituciones, los estamentos, la CIA, el FBI y el Pato Donald, mienten más que hablan! A ver... a que caray tiene uno que agarrarse!
Leyendo el libro de Eduard Punset El viaje a la felicidad. Las nuevas claves científicas. Imagínate! El subtítulo es, Las nuevas claves científicas. Esto de la felicidad es toda una ciencia ya. Hay que saber sobre la amígdala, el neocórtex, el córtex prefontal, endorfinas, dopaminas y un largo etcétera, para comprender algo sobre todo este rollo de la felicidad, eso parece. En fin, que Punset dice en su libro que la felicidad no es, ni más ni menos, la ausencia de miedo. Punto. Tal cual.
Y ahí yo empecé a sentir un cierto mal estar. Ya sabéis que lo del tema del miedo me tiene en vilo. Pues eso, que si todos estamos como locos intentando descifrar; espiritualmente, científicamente, analíticamente, religiosamente, qué es esto de la felicidad y dónde se halla y por otro lado todos los imputs externos que recibimos son de alerta, estimular nuestros miedos, nuestro desconcierto, y nos estresan. ¿Dónde acaba esta carrera desenfrenada en direcciones opuestas? No parece que haya un ganador. Más bien el resultado será una sociedad con un alto grado de estrés y esquizofrenia.
Pero bueno, la felicidad, a lo que iba.
Parece ser, queridísimos amigos, que la felicidad está en el interior. Ya, ya! Nada que no sepamos. Pero hay más. La felicidad es un estado emocional activado por el sistema límbico - Dícese del sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, emociones, personalidad y la conducta. Está formado por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septum y mesencéfalo.- Y parece ser que no tiene ninguna relación con el cerebro consciente, como tampoco tiene nada que ver el cerebro consciente con el hecho de que las células se reproduzcan bien o mal o que lo que entra por nuestros ojos se traduzca en imágenes en nuestro cerebro. El cerebro consciente tiene poco que ver con la felicidad, pero en cambio si parece tener mucho que ver con la infelicidad y el estrés. Con el estado psicológico de anticipación. Algo así como ¡O Dios mío! Algún día moriré! o ¿ cómo voy a pagar la deuda de la Visa? o¡Diós! Me van a cortar el teléfono! O, en algunos casos, ¿Qué vamos a hacer con los efectos del calentamiento del planeta? Por poner algunos ejemplos. Y, según el profesor Robert Sapolsky, una de las mejores maneras que se le ocurren al ser humano para aliviar la carga del estrés es hacer infelices a los demás dirigiendo su agresividad hacia otras personas.
¡Así nos va!
En Estados unidos, sigue Sapolsky, hay una relación inmediata entre las crisis económicas y el abuso a menores y a mujeres.
¿Sabias que la violencia y el sexo tienen exactamente el mismo tipo de frecuencia cardiaca, tensión arterial y niveles hormonales? El amor y el odio no son opuestos fisiológicamente. Son estados similares. Esta columna empieza a parecerse al Muy interesante, que horror.
En fin, en esta búsqueda de la felicidad nos introducimos en un mundo complejo, el de nuestro pequeño y laberíntico pensamiento y como no estamos preparados para comprendernos nos armamos un auténtico lío.
La depresión, dice la psicóloga Susan Greenfield, es el resultado de una introspección excesiva, y que funciona como una telaraña. Sino dejas de observarte, terminas enredándote en ella. Que viene a ser lo mismo que nos cuenta Salinger en Fanny y Zoey. Siempre, siempre relacionando a cada maldita cosa que ocurre con nuestros asquerosos y pequeños egos, pero en erudito. Ja!
En definitiva, que este maravilloso y vertiginoso viaje hacia la felicidad que ha emprendido el ser humano me parece que tiene algo de enfermizo. Antes esto del catolicismo nos tenia con el corazón en un puño y el miedo en el cuerpo hasta que nos moríamos, que Buf! Por fin dejábamos de sufrir y vivíamos en el paraíso y tal, no?
Como decía San Agustin, el placer de morir sin pena bien vale la pena de vivir sin placer. Pero ahora no, ahora buscamos el placer a toda costa. La nueva meta es el placer. El placer inmediato, el disfrute, el ocio, la diversión a toda costa y a todas las edades. Placer, placer, placer. Supongo que es lo que nos parece más similar a la felicidad. Y es que la felicidad, mucho me temo que estamos todavía a años luz de saber lo que es, aunque si os digo la verdad, después de leer todo estos datos sobre la felicidad, si tuviera que escoger la definición de felicidad que más acertada me ha perecido, definitivamente elegiría la respuesta que le dió un niño de cinco años a Darwin cuando éste le preguntó qué era para él la felicidad.
Hablar, reír y dar besos, contestó el niño.
Tal cual. No se me ocurre nada más parecido a la felicidad.
Hablar, reír y dar besos.
Que más se puede pedir. ¿No?

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