jueves, 15 de noviembre de 2007


Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XXV.


El otro día vi un libro de texto y fotografías sobre los deseos ocultos de las mujeres, deseos sexuales, se entiende. Y vi también un reportaje en una de estas revistas femeninas que se titulaba, Las mujeres también desean. Pues vaya, ¿ no? Qué descubrimiento.

Todo el mundo tiene claro que el hombre desea, pero parece que es más sorprendente esto de que la mujer desee.


Nadie pone en duda que un pastor del Atlas marroquí, siente deseo, o que un campesino del Tibet, siente deseo. Pero... quien piensa que una pastora del Atlas marroquí siente deseo, o que una mujer de una tribu de la África negra siente deseo o que una mujer detrás de un burka siente deseo.


Según el diccionario de la real academia el “deseo” es un movimiento afectivo hacia algo que apetece. Una definición muy sencilla para algo que ha causado tantos estragos en la historia de la humanidad, no? Celos, envidias, muertes, guerras, dolor, tristeza, locura... y alguna que otra alegría muy, pero que muy pasajera.

Y cuanto arte, cuantas palabras...


Era una realidad verdadera como mi cuerpo, una tierna palpitación... de vacio.


De uno de los preciosos poemas visuales de Mar Arza.


O uno de los mejores principios de una opera que me vienen a la cabeza, Lucia de Lammermoor. No es una definición de deseo... pero casi.

-Es que quizá Lucia...

-Lo amó.

-Así, ¿Le ha vuelto a ver?

-Cada alba...


Y bueno, como no, algunos de los textos más abrasadores y sensuales que he leído son los maravillosos éxtasis de Santa Teresa de Jesús.


(...) veía un ángel (...) en forma corporal, (...) hermoso mucho, (...) Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. (...) Los días que duraba esto andaba como embobada. No quisiera ver ni hablar, sino abrazarme con mi pena, que para mí era mayor gloria que cuantas hay en todo lo criado.


Caray... que maravilla.


Unos científicos, en la Universidad Hebrea de Jerusalén, encontraron una correlación entre variantes del ADN de 148 jóvenes en un gen denominado D4 receptor y los propios reportes de los estudiantes sobre su sexualidad. Y dicen que sería posible desarrollar drogas que alteren el deseo sexual con base en los nuevos hallazgos. Bueno, no sé con que fines maléficos deberíamos hacer eso, pero en fin, no quiero ser retorcida. De todas maneras no dicen nada de que el D4 éste pueda alterar la dirección de nuestro deseo sexual, tipo las pócimas de las hadas madrinas.


¿Porque yo te deseo a ti y tu deseas a la vecin@ del cuarto? Como funciona el organismo, los genes, el olor, el aroma, las hormonas, los estímulos eléctricos en nuestro cerebro para que, maldita sea!! Yo te desee a ti y tu desees a la jodida vecina del cuarto?


En fin.


Otro estudio científico publicado en la revista Psychological Science, dice - Aleluya!!- Que no ceder nunca a la tentación, ya sea a un cheesecake, o a cualquier otra debilidad humana habitual, puede deteriorar el cerebro. Que el autocontrol excesivo, desgasta el cerebro.

Ya lo decía también Santa Teresa: Así que aquí no hay que querer y no querer.


En fin, a lo que iba, que si las mujeres desean...
Por supuesto que desean! Y no solo desean, las mujeres desean el todo, "la muerte y la vida", como dice la canción. Y así nos va.


Veíame morir con deseo (...) Dábanme unos ímpetus grandes de este amor que, (...) yo no sabía qué me hacer; porque nada me satisfacía ni cabía en mí, sino que verdaderamente me parecía se me arrancaba el alma. (...) apretábaisme con vuestro amor con una muerte tan sabrosa que nunca el alma querría salir de ella. (...) hincan una saeta en lo más vivo de las entrañas y corazón, a las veces, que no sabe el alma qué ha ni qué quiere.


Santa Teresa otra vez. No sabían si tomarla por loca o por Santa y ya ves, tubo más suerte que Juana la Loca que perdió la cabeza por amor y por deseo y la llamaron loca. Loca!


Pues eso.

Ah! Y gracias a Mariana Grande por hacer de modelo para la fantástica Santa Teresa que ilustra el texto.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Look at me! Parte XXIV.

Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XXIV.


El otro día me tocó ir a hacerle fotos al señor Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, alias el Conde de Siruela. Hijo de la muy ilustre e ilustrísima señora María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva, XVIII duquesa de Alba de Tormes. A la que su majestad graciosísima, la Reina de Inglaterra, nada más y nada menos! tiene que ceder el paso. Ala! Ahí no es ná!

Bueno, bueno, que nervios.

Un miembro de la gran familia de la nobleza española, un conde, un aristócrata, un señor de estirpe, de rango abolengo, de sangre azul, de leyenda, de caballeros con armadura, de princesas y príncipes encantados.

Bueno, bueno. Qué nervios!!

Un poco de historia…

Fadrique Álvarez de Toledo, II Duque de Alba era primo por parte de madre de Fernando el Católico. Que era rey por la gracia de Dios. Y reinaba para Dios y con Dios y guerreaba siempre en nombre de Dios y expulsó a moros y judíos en nombre de Dios, su Dios, nuestro Dios todopoderoso. No nos olvidemos de eso. Era como Bush, pero sin trampa ni cartón.

En fin... a lo que iba.


Fernando Álvarez de Toledo, el que sería III duque de Alba, también llamado “El gran Duque”, con tan sólo 6 años, valiente como ninguno, acompañó a su abuelo a Navarra con el ejército que la tomó, "...Que cuando allá llegasen, su capitán general iría con ejército en la delantera: y le daría llano el camino", y ya siendo duque de Alba fue virrey de Nápoles, nombrado por Felipe II.

En el tema cultural, decir que durante la edad de oro, la casa de Alba ejerció cierto mecenazgo, sobretodo a los compis de correrías bélicas como Lope de Vega, por ejemplo, que fué mujeriego y pendenciero como el que más, entre otras cosas.
Pues eso, la “Égloga Segunda” de Garcilaso de la Vega y “La Arcadia” de Lope de Vega, se escribieron en la villa de Alba. También en la biblioteca patrimonio de la casa Alba podemos encontrar la primera Biblia traducida al castellano fechada en 1433.

Hay que mencionar también, como no, a la famosa entre las famosas Duquesas de Alba, María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo y Silva Bazán, XIII Duquesa de Alba, a la que se atribuye un romance con Goya, quien la retrató en varios de sus cuadros, la maja desnuda, por ejemplo y que, a pesar de que murió supuestamente por una fiebre, se rumorea que fue asesinada por Godoy siguiendo instrucciones de la reina María Luisa, por pura envidia y rabia cochina de que fuera más guapa y más petarda que ella! Hay que ver como son estos Grandes!

Y bueno, un dato así más prosaico… El total de tierras de las fincas de los Alba bordea las 34.000 hectáreas, equivalentes a más de 170 veces el Principado de Mónaco. Dicen que se puede recorrer España desde San Sebastián hasta Andalucía sin dejar de pisar terrenos de la Casa de Alba.

Bueno, bueno… Que nervios!

Era como si me hubieran dicho, ala! que estás invitada al baile! Todos mis cuentos infantiles, mis sueños de princesa en la torre, despertaron de golpe, que maravilla… Un castillo, un torreón, un caballo blanco… En fin. Esperaba ver el resplandor de los siglos de historia en los muros de su castillo y oír el eco de la batalla resonar en el viento… Dejarme embargar por la gracia y el encanto de los que han gobernado este país desde que este país existe como tal.
O algo... no sé.

Todos me decían, nada hombre, si es un tipo muy sencillo, muy llano, muy persona. Con lo de persona se referían, supongo, a que era un tipo normal, como el resto de los mortales, como los que solo nacemos por la gracia de Dios, sin que eso nos conceda ningún privilegio en especial. Porque se puede nacer por la gracia de Dios o reinar por la gracia de Dios y es que se ve que las gracias Dios las reparte como mejor le parece, no se sabe muy bien de qué depende. Y bueno, yo, que soy nieta de carpintero, esperaba hallar el sello distintivo en el porte, en la inteligencia, en la gracia y en las maneras de ese privilegiado caballero. Con toda esa historia detrás de sus espaldas.

Pero nada, que no… ni castillo, ni torreón, ni princesa, ni nada. Bueno, caballos sí había, eso sí, pero nada más. Todo muy normal, un príncipe muy normalito, la verdad, tirando a normalito, normalito. Un tío muy majo, vaya. Que decepción. Con la ilusión que me hacía a mí lo de la armadura y tal. Y es que desde que los príncipes van de enrollados todo ha perdido mucho encanto, qué quieres que te diga. Una ya no puede ni soñar con que un príncipe encantado venga a sacarla de semejante normalidad. Ni que vaya a raptarla y meterla en un torreón una reina mala y la salve un apuesto príncipe valiente. Ni que los reyes y los príncipes y los condes y los duques, brillen por ser lo que son, elegidos de Dios. Todos los sueños infantiles a paseo. Qué asco, de verdad!

Una ya no puede ni esperar que los caballeros de rango abolengo se comporten como lo que son, o lo que deberían ser, personajes de cuento.