sábado, 22 de diciembre de 2007

Look at me! Parte XXVI.

Donde Ella nos cuenta quién es y cómo ha llegado hasta aquí. Parte XXVI.

Mi psicóloga me dice que soy un pelín obsesiva - no hay que ser muy observador. Pero el caso es que sí, que me cuesta mucho dejar ir las cosas, que soy tozuda como una mula y que no acepto ni bien, ni mal, el fracaso. Simplemente no me entra en la cabeza.

Por eso, a pesar de mis espantosas crisis existenciales, mis angustias, mis fases de “nopuedomás, me doy por vencida”, siempre acabo por renacer cual ave Fénix y vuelvo a tomar carrerilla para volver a darme de cabeza contra la pared. Por que a mí, señora mía, no hay pared, ni muro, ni hormigón armado que se me resista.

Y así me va.

A golpes de cabeza la cosa no suele avanzar mucho, pero yo estoy demasiado ocupada intentando derribar el muro como para pararme a mirar si hay alguna puerta que me facilitaría mucho el tema de cruzarlo.

Dios! Que cansada estoy a veces!

Si, es que me pierde el entusiasmo, la fe, la ilusión, la impaciencia y las ganas de comérmelo todo, todo y ahora mismo. Por favor!
Soy como una niña chica con sus golosinas. Como decía Félix “Nos lo metemos todo y nos olvidamos del tema”!

Un amigo me dijo un día que lo que sale mal una vez, saldrá mal dos, tres y hasta cuatro veces. Que si no funciona, no funciona y que ya lo puedes intentar mil veces que nunca funcionará.

Pues no, no señor, no estoy de acuerdo. Yo creo que nos merecemos tener la esperanza de que las cosas pueden cambiar, de que lo que salió mal una vez puede salir bien a la segunda. Tenemos derecho a creer que podemos cambiar, que podemos mejorar, que el que tuvo miedo una vez, quizá no lo tendrá siempre, que el que no comprendió puede que comprenda si se lo explicas mejor, que el que no sabe amar puede que tenga miedo y el miedo puede desaparecer si empiezas a comprender…

Freud decía que. “Sin enfrentar la muerte la vida se empobrece, pierde interés si no está permitido arriesgar al máximo, a saber, la vida misma. Ésta resulta vacía, insípida como un flirt norteamericano, en el cual se parte de la idea de que no puede suceder nada”.

Tal cual.

Yo soy un poco burra y nunca, o casi nunca, me doy por vencida. Nunca, o casi nunca, abandono. Aunque eso me cueste Dios y ayuda, aunque tenga que pasarlo fatal, aunque me duela. Sigo ahí y sigo, creyendo que si hay la más mínima posibilidad de que la cosa vaya a mejorar, de que algo pueda cambiar, tengo que intentarlo. A veces estoy tan cansada de mí misma que no me puedo creer que siga insistiendo en correr por la vía para atrapar un tren que hace siglos que salió. O todo lo contrario, como dice García Márquez “Compró un pasaje eterno en un tren que nunca acababa de viajar” Y ahí estoy, clavada en mi asiento, porqué a mi me dijeron que este tren salía y saldrá! En fin... con lo de un poco burra me quedo corta.

No me extraña que mi psicóloga me diga que tenemos que trabajar un poco más el tema este de mis amarres...

De tanto empeñarme en tirar el muro, al final casi no me acuerdo de porqué andaba tan ofuscada intentando derribarlo. Y ya sabéis, la vida es lo que pasa mientras hacemos planes para el futuro.

En fin... que lo difícil es saber cual es el límite, cual es el momento de abandonar, de dejar de tirar de una cuerda, de decir, ok, vale, no me vale la pena, me voy por otro camino, sin sentirse culpable por abandonar.

A mi me cuesta horrores hacer eso.

Tengo una foto en casa donde se ve una cuerda enorme de un barco gigante que cruza la imagen en diagonal y que está atada a un pequeño amarre que parece estar a punto de ceder. Del amarre salen estas palabras ”Stay with me”. Curiosamente es la única fotografía que he comprado en mi vida.

Quizá es hora de soltar amarres. - Como dice un proverbio chino ”Si aprietas mucho el puño, tendrás la mano vacía” - Y disfrutar, s
in más.

Feliz año nuevo corazones...

Las alas me las ha puesto Mariana Sarraute... aunque me ha adveritido de que no debo volar hacia el sol!